jueves, 25 de febrero de 2016

PHILIP ROTH, CON CARIÑO

‘Indignación’, de James Schamus, adapta con talento la novela homónima de uno de los escritores actuales más populares



Elegía, La mancha humana, El lamento de Portnoy, La sombra del actor… El mundo del escritor estadounidense Philip Roth ha saltado con facilidad al cine. Y mientras se remata una versión de Pastoral americana dirigida y protagonizada por Ewan McGregor, en la Berlinale se proyecta Indignación, adaptación de la 29ª novela de Roth, dirigida por James Schamus, un debutante que no lo es tanto.

Durante décadas Schamus ha sido uno de los grandes productores de Hollywood. Su nombre aparece detrás de las películas de Ang Lee y dirigió con mucho criterio Focus Features, la división dedicada al cine de autor de Universal. Así que su primera película suponía toda una prueba de fuego que supera con una gran nota. En un autor como Roth, que disfruta salpicando sus libros de apuntes biográficos, Indignación se acerca aún más a su corazón. Como él, Marcus, el protagonista, nace en una familia judía en Newark (Nueva Jersey) a inicios de los años treinta. En poco más se parecen: Marcus es hijo único de un carnicero, un hombre que asfixia con sus temores a su vástago, que decide irse a estudiar a una universidad luterana en Ohio. Allí su mundo se volverá del revés.

 Y todo por culpa de una chica de pasado tortuoso, Olivia (Sara Gadon), resuelta, incluso muy avanzada para los estándares de la época. En ese college Marcus vive a salvo de un posible reclutamiento para combatir en Corea, aunque a cambio sufre por amor, más que por amor, por el frenesí que le descubre su compañera universitaria. Schamus mide el tono, entre melancólico y tragicómico, con una finísima sutileza que hace enorme Indignación. Logan Lerman (Un invierno en la playa, Las ventajas de ser un marginado) encarna con firmeza a Marcus. Como actor, Lerman lleva un tiempo apuntándose tantos en la misma liga que compite Nat Wolff: en la del joven que disfruta del despertar de la vida. “Algo parecido me ha pasado a mí”, cuenta en Berlín Schamus. “Mientras estaba dirigiendo Focus, imaginaba que escribía un guion o incluso que dirigía algo. No lo hice, y acerté, porque mi trabajo era ayudar a los creadores. Para mí dirigir es oro trabajo, y no significa un gran cambio existencial”. Y no se esconde: “Si Indignación es considerada una mala película, la culpa es toda mía, yo tomé las decisiones que la han hecho como es”.

Schamus escogió este libro “por los personajes” y por la historia de amor que encierra: “Poca gente asocia necesariamente a Philip Roth con romances trágicos, pero aquí la hay, y Roth lo hace de Una manera como pocas veces se ve en el cine actual estadounidense: sin cinismos. Digamos que la novela muestra a un Roth volviendo a los años en los que aún no existía Philip Roth”. Schamus está a la altura de Roth.

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