viernes, 12 de febrero de 2016

EL HUMOR SIRVE. SI VIÉRAMOS LA VERDAD SALTARÍAMOS DE UNA ROCA.

El autor de 'El abuelo que saltó por la ventana y se largó' publica nuevo libro, 'El matón que soñaba con un lugar en el paraíso'



El frío que trae la gran nevada en Gotland, una isla sueca en mitad del Báltico, Jonas Jonasson lo apacigua dentro de su casa de campo con unos leños en la chimenea de la cocina. Está sentado en una mesa grande decorada con un jarrón de pequeñas rosas rojas y beis.

 En esta mañana de invierno aparece el lado lacónico y reivindicativo del escritor que ha hecho del humor y la ironía su camino literario. Y su arma para reflexionar o denunciar problemas del Estado y la sociedad. Al mismo tiempo, pone al lector frente a aspectos polémicos de la condición humana, porque, cree, “el ser humano no es malo, es estúpido”. 

 En la exploración del drama enmascarado de humor está el germen de la narrativa de Jonasson (Växjö, Suecia, 1962), desde aquel 2009, cuando irrumpió en el mundo con su exitoso El abuelo que saltó por la ventana y se largó, del que ha vendido 13 millones de ejemplares. Luego siguió con La analfabeta que era un genio de los números (2013), y ahora vuelve al ataque con El matón que soñaba con un lugar en el paraíso (Salamandra en español y editorial Catedral en catalán).

Jonasson da aquí un salto más combativo, rebelde y crítico, aderezado con ese humor natural que tienen las cosas corrientes y serias si se sabe mirar más allá de lo obvio. El humor que anida en el drama, lo absurdo o lo extraordinario de la vida. Eso sí, son historias con aire de esperanza y optimismo. 

 Su capacidad de fabulación apunta esta vez a una crítica de la manipulación de las religiones y del periodismo sensacionalista. Cuenta la historia de un matón recién salido de la cárcel que se asocia con un joven perdedor y recepcionista de hotel y una reverenda que no cree en Dios. Los tres hacen un periplo físico por Suecia, por diferentes estados de la fe, de algunas instituciones oficiales y del sistema y, claro, por la moral propia y de la sociedad. 

 Un recorrido que Jonasson desanda, ahora, en su casa cerca de la ciudad de Visby, donde vive hace cinco años. Aborda tres misterios de la condición humana. Lo primero que intenta demostrar es que lo absurdo de su argumento y las contradicciones de sus personajes no lo son tanto, y son tan reales como algunos episodios recientes y situaciones actuales.

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