domingo, 23 de octubre de 2016

LOS ACADÉMICOS Y LAS ACADÉMICAS DISCUTEN SOBRE SEXISMO LINGÜÍSTICO

La forma de abordar la creciente tendencia política y social a diferenciar masculino y femenino y prescindir de nombres genéricos provoca un debate en la RAE



En los pasados Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, Jorge Dueñas, el entrenador de la selección femenina española de balonmano, sorprendía al realizar sus declaraciones en televisión después de cualquier partido. A cada paso, con una voz varonil de aúpa, soltaba: “Nosotras…”. Se trataba de una situación natural, aunque lingüísticamente extraña. En los ámbitos donde existe una mayoría preponderante de mujeres, ¿conviene seguir utilizando el masculino? 

 Dentro de su contexto, Dueñas y otros muchos entrenadores, ante sus chicas, se diluyen en un pronombre femenino. Es una de las cuestiones que desde hace años preocupa de una manera creciente en la Real Academia Española (RAE), donde las tendencias sociales y políticas partidarias de eliminar lo que consideran un uso sexista del lenguaje ponen en jaque la estructura del idioma. 

 No es que quite el sueño este caso específico, si no que en aras de una corrección política o de apoyar a colectivos que dicen sentirse discriminados, se propongan usos de género diferenciados: compañeros y compañeras; candidatos y candidatas... La cuestión entre los académicos es candente: ¿deben entrar como institución en una creciente tendencia pública alimentada por movimientos políticos y sociales o deben mantenerse al margen? 

 Hace cuatro años, el lingüista y académico Ignacio Bosque publicó un informe, firmado por todos los miembros de la RAE, titulado Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer. Desde entonces, el debate no ha cesado. En la calle, en las instituciones y, dicen, en menor intensidad pero a veces con virulencia, dentro de la misma institución. Un artículo firmado por el escritor y también académico Arturo Pérez-Reverte el 2 de octubre en su sección Patente de Corso, del XL Semanal, lo ponía de manifiesto e invitaba a no permanecer pasivos ante las peticiones “de amparo ante unas normas que pueden obligar a los profesores, en clase, a utilizar el ridículo desdoblamiento de género”.

 Le respondió en una carta abierta un compañero de la institución, el filólogo Juan Gil, quien le dijo que la RAE no es “el Constitucional” y no puede dar “amparo a nadie”. “La cuestión que se debate es política, y la respuesta, si es que se le debe dar respuesta, debe ser asimismo política”, añadía.

 Frente a quienes desean llevar la discusión al campo de la esfera pública están los que se centran en un debate lingüístico. Bosque insiste: “Con el pasado informe queríamos dejar clara nuestra postura, pero sabíamos perfectamente que no se resolvería el asunto. Más cuando algunos se empeñan en llevarlo al plano político. Simplemente digo que, antes de pasar al mismo, antes de saber en qué campos o situaciones se producen discursos sexistas frente a los que todos estamos en contra, por supuesto, hay que entrar en los detalles lingüísticos”. 

 Para empezar, la estructura de las lenguas románicas. Todas utilizan el masculino plural como genérico para ambos sexos. Por motivos atávicos, patriarcales, antropológicos… Los que se quieran esgrimir, pero así es. ¿A qué precio se puede cambiar ese uso que se ha convertido desde hace siglos en natural? A un precio político, creen muchos de los que observan con preocupación que se quiera revertir de una forma impuesta y un tanto artificial. “Va a ser imposible. Si alguien intenta así forzar la lengua está abocado al fracaso”, advierte Pedro Álvarez de Miranda, miembro de la RAE, filólogo, lexicógrafo y catedrático de la Autónoma de Madrid. 

 El debate dentro de la academia se centra en responder ante ciertas iniciativas públicas –sobre todo una promovida por la Junta de Andalucía en varios ámbitos— enviando cartas de recomendación o no ante determinadas propuestas. Pero entre sus miembros existen diferentes sensibilidades, dentro del consenso que supuso el informe elaborado por Bosque. Aunque no existan discrepancias dramáticas, apuntan, sí se presentan matices. 

 Estructuras fósiles

 La filóloga Inés Fernández-Ordóñez, la más joven de los miembros de la institución, los pone de manifiesto: “Existen numerosos colectivos que consideran al masculino un modo no inclusivo. Entre ellos, algunos proponen soluciones que no coinciden con los usos clásicos del español. Por ejemplo, utilizar un término neutro como profesorado en vez de los profesores”. Y prosigue: “Es difícil. En las lenguas, una vez que una estructura se fosiliza no es fácilmente reversible. En ciertos contextos, yo no usaría la diferenciación candidatos y candidatas, pero no por eso desde la RAE debemos censurarlo”. 

 Inés Fernández-Ordóñez se muestra partidaria de abrazar y no rechazar: “Las estructuras lingüísticas son heredadas y no se pueden cambiar por decreto. A dichos colectivos se les ha hecho ver que la estructura de nuestra lengua funciona así, pero proponen cambiarla y, es más, lo practican. Deben ser respetados. La lengua supone cambio permanente y lo mismo que si antes no se podía convivir fuera del matrimonio y hoy solo el 20% de la población se casa, debemos mostrarnos abiertos”.

 ¿Tantos como para que se abandone el masculino como uso genérico? “No ha pasado y no creo que vaya a pasar”, apunta la filóloga. “Pero, lo mismo que en los últimos años, en pos del panhispanismo, desde la academia se han aceptado como válidos usos de cada país de habla hispana, debemos permanecer atentos y abiertos a todo cambio”.

BARCELONA A TRAVÉS DE TRES NOVELAS

 BARCELONA A TRAVÉS DE TRES NOVELAS


Las múltiples aventuras literarias que nos han narrado la historia real o ficticia de Barcelona han dado pie a numerosas rutas que recorren la ciudad en busca de los escenarios de sus novelas favoritas. 

Desde que se publicara en 2005, La Sombra del Viento y posteriormente la precuela El juego del Ángel y la secuela El prisionero del cielo han cautivado a un sinfín de lectores, por ello Barcelona, un personaje más en las novelas de Carlos Ruiz-Zafón, ofrece rutas para visitar los lugares mencionados en las obras. La Ciudad Condal y los personajes de El cementerio de los libros volverán a cobrar vida en la última novela de la tetralogía, El laberinto de los espíritus. 

Siguiendo los pasos de Daniel Sempere, Julian Carax o Fermín Romero de Torres, la ruta revive el ambiente oscuro y misterioso de las dos novelas, visitando lugares que aún conservan la atmósfera de la Barcelona de principios del siglo XX como la calle de Santa Ana donde estaba ubicada la librería Sempere, la Plaza Real, la Plaza Sant Felip, el Arco del Teatro donde imaginar el Cementerio de los Libros Olvidados o Els Quatre Gats. 

Como otro personaje más se muestra la Ciudad Condal en la primera novela de Ildefonso Falcones, La Catedral del Mar. La ruta de la obra de Falcones nos permite revivir la historia de Santa María del Mar, uno de los monumentos emblemáticos de Barcelona. 

Descubriremos los escenarios que Arnau recorre en la Barcelona del siglo XIV y que 700 años después siguen conservando la huella de los acontecimientos que se narran en la novela como la Plaza de Santa María del Mar, la Plaça Nova, la Plaza Sant Jaume o la calle Argenteria 

También puedes seguir la ruta creada por unos investigadores en Historia Medieval que han empleado el universo literario de Ildefonso Falcones para hacer un análisis riguroso y a la vez entretenido de la Baja Edad Media europea. Esta ruta, que comenzará en la fachada principal de la Catedral del Mar y visitará 12 plazas durante dos horas, cuenta con la colaboración del autor y la autorización de la editorial. 

Aún por explorar está la ruta que ofrece la segunda parte de la novela, Los herederos de la tierra, por las calles del Raval siguiendo los pasos de Hugo, su protagonista.


LAS OTRAS MALALA

Cuatro adolescentes luchan por los derechos de las niñas en Colombia, Nepal, India y Nicaragua



A los 17 años, la nepalí Sabina Shresta ha conseguido evitar el matrimonio de por lo menos seis niñas con hombres mayores en su país. Brisa Isela Bucardo, de 16 años, es consejera comunitaria en Nicaragua y tiene un programa de radio, Zona 90, en el que habla sobre derechos de las mujeres, violencia doméstica y salud sexual. Shatabdi tiene 15 años y colabora con la policía de Nueva Delhi (India) en un programa de seguridad urbana. Ha logrado reducir casi en un 90% los casos de acoso que ocurrían en su comunidad. Yadis Xiomara, colombiana de 15 años, preside la Plataforma Juvenil de su municipio, donde aboga por el derecho a la educación de las niñas. Siguiendo el ejemplo de la pakistaní Malala Yousafzai, quien ganó en 2014 el Premio Nobel de la Paz, esas cuatro jóvenes, que trabajan con la ONG Plan International y que están en Madrid para promover el Día Internacional de la Niña (11 de octubre), luchan para romper los estereotipos de género y empoderar a las mujeres. 

“Ser niña es ser invisible”, afirma Brisa. En la zona indígena donde vive, le han enseñado que su papel es hacer los quehaceres del hogar, servir al hombre y ser una buena madre de familia. Las niñas de entre cinco y 14 años dedican más tiempo que los niños de su misma edad a tareas del hogar y a ir a buscar agua y leña, un total de 160 millones de horas más, según un informe de Unicef. Pero Brisa sabe que puede hacer más que eso. “Quiero ser periodista. Así podré llevar a otras mujeres mensajes sobre qué hacer en una situación de violencia, por ejemplo”, cuenta con determinación en los ojos, muy negros, y en la voz. 

En el caso de Yadis, quien vive en una comunidad rural, en la montaña, a 553 kilómetros de Bogotá, el principal problema es la dificultad que tienen para llegar a las aulas: los colegios están lejos de las poblaciones y, debido al conflicto de décadas entre el Gobierno colombiano y las FARC, hay minas en el camino. A lo largo de los años, algunos menores han muerto debido a las explosiones. “La educación es precaria, por eso carecemos de espacios de participación que incluyan a las niñas”, cuenta la joven. 

 Para mitigar la situación, Yadis montó un grupo en su escuela para dar charlas sobre los derechos de las mujeres. Ella habla, entre otras cosas, sobre la prevención de embarazos en la adolescencia y de enfermedades sexuales e incentiva a otras jóvenes a que tengan un “proyecto de vida”. El sueño de esta quinceañera es estudiar Derecho Político para convertirse en ministra de Educación en Colombia. “El desarrollo de un país depende de la educación, y las niñas somos una pieza clave en ese proceso”, afirma Yadis.




Sabina también lucha para que las cosas cambien en Nepal, que está entre los 10 países con mayores tasas de matrimonio infantil, según Unicef. Un estudio de 2013 realizado por la organización Plan Asia y el Centro Internacional para la Investigación sobre la Mujer indica que el 41% de las mujeres nepalesas entre los 20 y 24 años contrajeron matrimonio antes de la edad legal de 18 años. “Ser niña en Nepal es como llevar una cruz. Nos perciben simplemente como empleadas domésticas”, explica. 

Para poner fin a esa via crucis, Sabina participa en talleres de promoción de los derechos infantiles, a través de los cuales ha podido frenar matrimonios forzados, ofreciendo protección a las víctimas de esa práctica. Su pasión es el trabajo social y por eso quiere ser consejera del Gobierno en políticas sociales. 

El matrimonio infantil también es un problema en India. En la comunidad de Shatabdi, una colonia de reasentamientos, la mayoría de las chicas abandona la escuela después de ser obligadas a casarse cuando son adolescentes. Allí lo que se espera de una niña es que se eduque y se embellezca para llegar a ser una buena esposa, siguiendo unos cánones muy estrictos, como no exponerse al sol para tener la piel clara, no levantar nunca la voz ni reírse muy fuerte y hablar siempre de forma suave. 

 “Yo siempre quería jugar en la calle, pero me lo prohibían. Nunca he entendido porque una niña tiene que estar siempre en casa, renunciar a ir a la universidad y casarse tan pronto”, cuenta la joven, con una seguridad inesperada para su edad. Para hacer su comunidad más abierta y más segura, ella colabora con un programa de seguridad urbana y clases de defensa personal para mujeres. Su grupo organizó reuniones para que hubiera mayor presencia policial en las calles y así reducir los casos de acoso sexual. 

 “Pedí a las autoridades que nos ayuden a cumplir nuestros derechos”, dice Shatabdi. Ella nació el 1º de enero de 2001, el primer día del siglo XXI. Su nombre significa “secular”. Remite al principio de un cambio hacia una sociedad más igualitaria.

LA CARTA DE UN PROFESOR URUGUAYO QUE CONMUEVE AL MUNDO

Se trata del periodista y académico Leonardo Haberkorn, quien renunció a seguir dando clases en la universidad ORT de Montevideo. “Me cansé de pelearle a los celulares, el Whatsapp y el Facebook”. Fragmentos del texto publicado en su blog, El Informante


Con mi música y la Falacci a otra parte

 Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. 

 No dictaré clases allí el semestre que viene y no sé si volveré algún día a dictar clases en una licenciatura en periodismo. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. 

 Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies. 

 Claro, es cierto, no todos son así. Pero cada vez son más. 

 Hasta hace tres o cuatro años la exhortación a dejar el teléfono de lado durante 90 minutos –aunque más no fuera para no ser maleducados– todavía tenía algún efecto. Ya no. Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal. Pero hay algo cierto: muchos de estos chicos no tienen conciencia de lo ofensivo e hiriente que es lo que hacen. 

 Además, cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve sentido a estar informado. 

 Esta semana en clase salió el tema Venezuela. Solo una estudiante en 20 pudo decir lo básico del conflicto. Lo muy básico. El resto no tenía ni la más mínima idea. Les pregunté si sabían qué uruguayo estaba en medio de esa tormenta. Obviamente, ninguno sabía. Les pregunté si conocían quién es Almagro. Silencio. A las cansadas, desde el fondo del salón, una única chica balbuceó: ¿no era el canciller?

 ¿Saben quién es Vargas Llosa? ¡Sí! ¿Alguno leyó alguno de sus libros? No, ninguno. 

Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado. Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales. 

 Que la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos. Que les fueron matando la curiosidad y que, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo. 

 No quiero ser parte de ese círculo perverso. Nunca fui así y no lo seré.

 Lo que hago, siempre me gustó hacerlo bien. Lo mejor posible. Justamente, porque creo en la excelencia, todos los años llevo a clase grandes ejemplos del periodismo, esos que le encienden el alma incluso a un témpano. 

 Este año, proyectando la película 'El Informante', sobre dos héroes del periodismo y de la vida, vi a gente dormirse en el salón y a otros chateando en WhatsApp o Facebook. 

 ¡Yo la vi más de 200 veces y todavía hay escenas donde tengo que aguantarme las lágrimas! 

También les llevé la entrevista de Oriana Fallaci a Galtieri. Toda la vida resultó. Ahora se te va una clase entera en preparar el ambiente: primero tenés que contarles quién era Galtieri, qué fue la guerra de las Malvinas, en qué momento histórico la corajuda periodista italiana se sentó frente al dictador. 

Les expliqué todo. Les pasé el video de la Plaza de Mayo repleta de una multitud enloquecida vivando a Galtieri, cuando dijo: "¡Si quieren venir, que vengan! ¡Les presentaremos batalla!". 

Normalmente, a esta altura, todos los años ya había conseguido que la mayor parte de la clase siguiera el asunto con fascinación. Este año no. Caras absortas. Desinterés. Un pibe despatarrado mirando su Facebook. Todo el año estuvo igual. 

 Llegamos a la entrevista. Leímos los fragmentos más duros e inolvidables. Silencio. Silencio. Silencio. Ellos querían que terminara la clase. Yo también.

jueves, 20 de octubre de 2016

EL MAYOR LUJO ES VIVIR CENTRADO EN LA LITERATURA

David Leo, ganador de Pasapalabra: “El mayor lujo es poder vivir centrado en la literatura” 

El poeta malagueño gana el mayor bote de la historia de Telecinco


“Ranzón” es el dinero que se entrega como rescate para redimir a un cautivo y, para David Leo García, malagueño de 28 años, la palabra que le ha servido para embolsarse el mayor premio de la historia de un concurso de Telecinco: un total de 1.866.000 euros. Anoche respondió correctamente a las 25 definiciones del Rosco, la prueba final de Pasapalabra. 

 Surge ahora la pregunta obvia: ¿qué hará con tanto dinero? Leo, quien con 17 años ganó (ex aequo con Ben Clark) el premio Hiperión de poesía y que sigue siendo el poeta más joven en lograrlo, responde : “El mayor lujo es poder vivir sin angustias, centrado en la literatura”. 

 Afincado desde hace cuatro años en Barcelona con su novia, contó con la ayuda de la presentadora Paz Padilla y de Sete Benavides, diploma olímpico en piragüismo en Londres 2012 y Río 2016, en la jornada en que, tras 109 programas —en 13 de ellos se quedó a las puertas del gran premio—, por fin superó una prueba que, según confiesa, es el gran reto de los concursos televisivos, su Tourmalet. Los deportes, precisamente, le tumbaron cuando en marzo de 2007, con 18, debutó ante las cámaras en Gran Slam (en Cuatro). “Recuerdo la imagen, mi cara era la de alguien a quien le acabaran de dar una patada”, dice en conversación telefónica. Quien le batió entonces, Sebastián Cárdenas, tiene también en su currículo el título de campeón de Pasapalabra, igual que Alberto Izquierdo, con quien igualmente coincidiera en ese plató. Ahora, los tres ruedan juntos en Madrid un programa que tendrá un Rosco especial en el que a Leo le haría ilusión, tanta como congoja, volver a verse las caras con ellos en un cruce. 

Visto su punto débil, decidió ponerle remedio y, aunque no ha logrado convertirse en fanático de ninguno, ha visto competiciones de todo tipo en los últimos Juegos Olímpicos. Aduce, sin embargo, que nunca ha conseguido "tragarse" un partido entero de fútbol, "ni siquiera la final del mundial de Sudáfrica que ganó España”. Prefiere emplear esa hora y media en ver una película. El cine, tras la poesía, los viajes, ¿el trivial —ha llegado a jugar en bares a cambio de copas de whisky— y los concursos?, es su otra gran pasión. 

 Después de su primera experiencia vinieron Cifras y letras, en Canal Sur (2010), donde para apaciguar los nervios se atiborró de valerianas y fue incapaz de pensar con fluidez, y Gafapastas (2011, en La 2), donde una sola pregunta le impidió derribar al campeón reinante. Los 54.000 euros de Avanti le dieron la llave a la emancipación (ya había pasado un año en la Fundación Antonio Gala, el convento rehabilitado en el centro de Córdoba donde el autor de La pasión turca o Más allá del jardín beca cada año a artistas de varias disciplinas para que trabajen juntos, y donde coincidió con una generación brillante, con nombres como el también poeta y dramaturgo Javier Vicedo, el novelista Juan Gómez Bárcena o el compositor José Pablo Polo; y otro de Séneca en Madrid). Y, de allí, pasó a Saber y ganar, entrenamiento para este momento.

 Leo cree que lo que él hace, responder preguntas, no demuestra saber, una Cultura con mayúscula, sino más bien el esqueleto de la misma. Es un deporte mental, como el ajedrez, disciplina que le ha ayudado a concentrarse en las mañanas en las que desde el desayuno al almuerzo se aprendía el Diccionario de la RAE y en las tardes, enseñando español a extranjeros, diseñaba roscos y usaba a los alumnos griegos para repasar etimología. 

 Antes de plantearse el siguiente paso, planea una estadía en Japón, de cuya sociedad admira ese puntito de locura que desprende, o en Argentina. Seguiría concursando para seguir sintiendo cómo él, que se considera introvertido, se crece ante la cámara, pero ¿dónde ir tras este éxito? Descarta embrollar intereses y presentarse al casting de, por ejemplo, Pekin exprés. Sí tiene clara una cosa: dejará de preocuparse por cómo pagar el alquiler o de qué vivirá, y se sentará a escribir. Dime qué (DVD ediciones), su último poemario, se publicó hace ya un lustro. Seguro que, como a sus titubeos con los deportes, también quiere ponerle remedio a eso.

 LOS MAYORES PREMIOS EN ESPAÑA
 El mayor premio dado por un concurso televisivo en España se otorgó en el programa Boom de Antena 3 el pasado 8 de junio. El obtenido por David Leo se sitúa en tercer lugar.
 ‘Boom’, en Antena 3. 2.300.000 de euros.8 de junio de 2016. 
 ‘Pasapalabra’, en Antena 3. 2.190.000. 8 de mayo de 2006 
 ‘Pasapalabra’, en Telecinco. 1.866.000. 10 de octubre de 2016 
 ‘¿Quiere ser millonario?’, en Telecinco. 300.000 euros. 13 de septiembre de 2000. 
 ‘El precio justo’, en TVE. 240.000 euros. 1991

ASÍ DEFENDIERON UNOS ALUMNOS A SU PROFESOR

Así defendieron unos alumnos a su profesor tras la agresión de un compañero 

El docente arrancó al estudiante sus auriculares tras pedirle que se los quitara, en un colegio ruso

Un alumno de una escuela de la cuidad de Neryungri, en el noreste de Rusia, no se tomó nada bien la orden que le dio su profesor. El docente ordenó al estudiante que se quitara los auriculares en clase, pero el joven no obedeció y el profesor se los arrancó de los oídos, según informa The Sun. El alumno respondió golpeando al profesor, pero sus compañeros salieron en defensa del maestro y consiguieron apartar al chico.

PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA

Oliver Hart y Bengt Holmström, Premio Nobel de Economía 2016 

El Banco de Suecia les concede el galardón más prestigioso de las ciencias económicas por sus aportaciones a la 'Teoría de los Contratos'



El Banco de Suecia ha concedido el premio Nobel de Economía 2016 a Oliver Hart y Bengt Holmström, por sus aportaciones a la Teoría de los Contratos, que analiza cómo se elabora la contratación y sus diversos efectos, sobre todo en el mundo de la empresa. Por ejemplo, estudia si los profesores o funcionarios de prisiones deben tener retribuciones fijas o variables. O si un hospital debería mantener una gestión pública o privada. También desarrolla hipótesis sobre cómo fijar la retribución de los directivos de una empresa para beneficiar a los accionistas y que se consiga un mayor valor a largo plazo. 

Holmström, de 67 años, nació en Helsinki (Finlandia) y es profesor del Massachusetts Institute of Technology. Hart, de 68 años, es originario de Londres (Reino Unido) y trabaja como profesor de la Universidad de Harvard. Los dos economistas han desarrollado su carrera académica en Estados Unidos. Durante la presentación de los premios, ambos han contestado por teléfono algunas preguntas de la sala. Bengt Holmström ha agradecido el galardón y ha afirmado estar "sorprendido y muy feliz". Por su parte, Hart ha comentado que lo primero que ha hecho al enterarse es abrazar a su mujer. "Me desperté a eso de las 4:40 y me preguntaba si se estaba haciendo demasiado tarde para que éste fuera el año... Pero luego, afortunadamente, sonó el teléfono", ha relatado.

 Los estudios de los dos académicos examinan qué se puede hacer para mejorar la eficiencia de los contratos. “Se trata de pensar en todas las partes involucradas para que un contrato sea una situación en la que ganan todos”, ha señalado Holström en el transcurso de la teleconferencia. 

 En el día a día, la economía funciona gracias a los contratos, como los que se firman para un seguro, un préstamo, o un empleo. Incluso muchas instituciones están basadas en contratos, como los derechos de propiedad, el matrimonio o la constitución de un país. Un contrato establece los riesgos y los incentivos que asumen los firmantes. Los estudios de Holstrom y Hart versan sobre cómo se deben fijar estos equilibrios: “Esta teoría explica por qué las compañías de seguros nunca reintegran todo el valor de la casa quemada o el coche robado, pues en ese caso nunca nos importaría si se quema la casa o nos roban el coche. Hay que tener los incentivos adecuados para fomentar que las partes sean cuidadosas”, ha indicado Per Stromberg, presidente del Comité del Premio Nobel de Economía. En estos conceptos se basan, por ejemplo, las exigencias de copagos. 

 Otro ejemplo mencionado por la Academia es cómo se retribuye a los gestores de grandes empresas para que velen por los intereses de los accionistas y no por maximizar sus beneficios personales. Gracias a sus investigaciones, se entiende que un emprendedor debe decidir sobre la empresa cuando las cosas marchan bien, pero que esos derechos deben ir perdiéndose respecto a los inversores cuando el rendimiento de la compañía se deteriore. Sus teorías también han tenido un gran impacto a la hora de decidir y diseñar qué áreas de una empresa pueden deslocalizarse a otras. O que políticas públicas pueden privatizarse y cómo. El modelo de Hart no especifica si es mejor que el servicio sea prestado por un agente público o privado, sino bajo qué condiciones una actividad debería desarrollarla una entidad privada o una pública. "No es lo mismo un servicio de basuras que una prisión. Y estos trabajos ayudan a distinguir cómo elaborar estos contratos asegurando un equilibrio entre la máxima calidad y la eficiencia de costes", ha declarado el presidente del comité, Per Stromberg. La Administración estadounidense dejó de privatizar las prisiones basándose en los estudios de Hart. 

Entre las contribuciones de Hart se encuentra, además, la imposibilidad de especificar en un contrato todo lo que podría ocurrir, de ahí que sea necesario tener unas reglas generales de bancarrota que dejen claro los derechos de todas las partes. Cuanto más derechos se tengan sobre el contrato, más incentivos habrá para invertir en la relación contractual. Cuando se trata del campo de la innovación y el desarrollo, esgrime que lo ideal sería que los científicos o emprendedores participen de la propiedad porque se logran mejores resultados. El trabajo de Holmström ha permitido mejorar cómo se determinan las retribuciones y las oportunidades de promoción en los contratos. Estos estudios concluyen, verbigracia, que no se puede vincular la remuneración exclusivamente al comportamiento de los títulos de la compañía, porque eso sería como pagarle en función de su suerte. En industrias con alto riesgo, incluso recomienda tender hacia una estructura de sueldos fijos. En cambio, un operario cuyo trabajo pueda medirse debería ser pagado en proporción directa a su rendimiento. 

 El economista de origen finlandés también desgrana cómo los jóvenes trabajan más duro por sus expectativas de carrera. O cómo recompensar el trabajo en grupos, evitando que haya un polizonte aprovechándose del esfuerzo del resto. En este sentido, su hallazgo consiste en que un poco de burocracia y reglas combinadas con pequeños incentivos económicos suele funcionar bien. Los incentivos pequeños animan el trabajo en equipo, sostiene la investigación de Holmström, quien trabajó como consejero de Nokia.

 Respecto a los profesores, considera que el salario debe ser fijo para no menoscabar la enseñanza de habilidades que no se pueden medir. En el fondo, los laureados de este año suponen un reconocimiento de los estudios que ligan el rendimiento de la economía a la existencia de buenos marcos institucionales. "Los contratos nos ayudan a ser cooperativos y tener confianza", ha destacado la Academia. 

 Holmström ha teorizado, incluso, sobre la última gran crisis: los mercados de capitales no funcionan gracias a la información. En su opinión, operan sobre el principio de la confianza. Y ésta no se consigue con más transparencia, sino respaldando las deudas con las suficientes garantías que luego los acreedores puedan reclamar. El catedrático del MIT ha defendido que los contribuyentes rescaten entidades financieras para evitar el colapso de la liquidez. 

 El Nobel de Economía es un galardón instituido en 1968 por el banco central sueco y dotado con 8 millones de coronas suecas, aproximadamente unos 830.000 euros que los dos agraciados tendrán que compartir. El año pasado se concedió a Angus Deaton, catedrático de microeconomía de la Universidad de Princeton, por su análisis de los patrones del consumo, la pobreza y el bienestar.

lunes, 17 de octubre de 2016

REINO UNIDO PIDE POR PRIMERA VEZ LA NACIONALIDAD PARA EL CENSO ESCOLAR

Una campaña llama a los padres a boicotear la medida para evitar que los niños sean señalados como inmigrantes



A Ana le llegó la primera carta en julio, en plena digestión de la victoria del Brexit en el referéndum. Ana llegó de España en 2014 con su marido y sus tres hijos, todos españoles. Viven en una ciudad del sur de Inglaterra y ella trabaja en un hospital público. Ana es un nombre ficticio: pide mantener el anonimato.

 En aquella primera carta les advertían de que, “a partir de septiembre de 2016, los colegios de todo el país recogerán información sobre la nacionalidad de los niños”. No explicaban el motivo. La segunda carta  la recibieron el 23 de septiembre. Pedían ya a los padres que proporcionaran la nacionalidad de los niños para “el censo anual de otoño”. No se informaba del motivo de la petición ni de quién podría acceder a los datos. Sí se les indicaba que tenía derecho a no aportar la información y que, si el colegio no recibía respuesta, considerarían que “declinaban proporcionarla”. Pero no se informaba de las consecuencias de negarse. 

 Ana no ha respondido. “Ni lo voy a hacer”, aclara. “Ya tienen esa información, la proporcionamos al inscribirlos en el colegio. Pero no tienen autorización para utilizarla. Ahora no nos aclaran si esta vez la información va a ser confidencial o no. La verdad es que me indigna un poco. Me temo, dados los últimos pasos del Gobierno, que esa información pueda ser utilizada en nuestra contra. Solo se lo han pedido a los nacidos fuera del país. Además, a mi hijo la profesora le entregó la carta en clase, delante de todos. Él tiene seis años y no se entera, pero me parece discriminatorio”. 

 El grupo de Whatsapp que tiene Ana con otras madres europeas “echa fuego”. No son las únicas preocupadas. Cientos de ciudadanos han expresado su inquietud a través de las redes sociales, utilizando el hashtag #boycottschoolcensus (boicot al censo escolar). Y se ha creado una campaña, llamada Contra las Fronteras para los Niños, con el objetivo de “revocar la política del ministerio de Educación, vigente desde septiembre de 2016, de recoger información del país de nacimiento y la nacionalidad de ocho millones de niños en Inglaterra”. 

 La información es para el censo de colegios que elabora cada año el ministerio de Educación. Dicho censo incluye datos, como la edad o el origen étnico de los niños, que se recogen anualmente en la llamada “base de datos nacional de alumnos”, con la que se elaboran y publican estadísticas cada año. Para el curso 2016-2017, por primera vez, el ministerio decidió añadir nuevos datos en el censo, entre ellos la nacionalidad y el país de nacimiento de los pequeños, así como el nivel de inglés.

 “Los datos ayudarán a asegurar que nuestros niños reciben la mejor educación posible”, explica un portavoz del Ministerio de Educación. “Se usarán para ayudarnos a comprender mejor, por ejemplo, el desempeño educativo de los niños con el inglés como segundo idioma, y para evaluar y monitorizar la escala y el impacto que la inmigración puede estar teniendo en el sector escolar. Estamos siempre deseosos, sin embargo, de escuchar las preocupaciones y hemos ofrecido reunirnos con las organizaciones para proporcionar confianza sobre cómo serán utilizados esos datos”.

 Desde el ministerio recuerdan que la decisión se anunció en mayo de este año (antes del referéndum) y que los datos recabados constituyen “información demográfica estándar”. Existen, aseguran, “criterios estrictos” para permitir el acceso a la base de datos. Además de los profesionales del propio ministerio pueden acceder, previa autorización, académicos y periodistas para sus investigaciones. Pero, según la campaña Contra las Fronteras para los Niños, el acceso puede ser mayor y más delicado.

 Formularon una petición de información pública al ministerio de Educación y este les tuvo que confirmar que el ministerio del Interior había accedido a la base de datos en 18 ocasiones entre abril de 2012 y julio de 2016. “Nos preocupa que esta información pueda ser usada por las autoridades de inmigración para dirigirse a niños o familias concretas”, explican los responsables de la campaña. “Con un enorme aumento de los delitos racistas desde el voto por el Brexit, nos inquieta la seguridad de los escolares. Por eso llamamos a un boicot nacional hasta que el ministerio retire esta medida y se comprometa a salvaguardar a los niños del estigma de la retórica antiinmigración y la violencia que la acompaña”. 

 La airada reacción a la medida pone de manifiesto la preocupación entre los residentes de otros países europeos en Reino Unido después de la victoria del Brexit en el referéndum del 23 de junio, acentuada por la interpretación que el Gobierno de Theresa May está haciendo del mandato del mismo. La semana pasada, en el congreso anual del Partido Conservador, la ministra del Interior anunció que las empresas serían obligadas a publicar la proporción de extranjeros que componen su plantilla, para identificar aquellas compañías que apuestan por el talento local. El masivo rechazo a la medida obligó al Gobierno a rectificar la medida el domingo. 

 Pero no fue el único mensaje hostil hacia la inmigración europea que se escuchó en el conclave tory de Birmingham. Liam Fox, ministro de Comercio Internacional y uno de los tres principales negociadores del Brexit, declaró que los trabajadores de otros países europeos constituyen “una carta negociadora clave” del Gobierno en el proceso de ruptura con la UE. La propia primera ministra, en su discurso del miércoles, señaló que “los trabajadores británicos podrían encontrarse en el paro o con salarios más bajos debido a la inmigración poco cualificada”. 

 Los padres siguen mostrando en las redes sociales su descontento ante la nueva petición para el censo escolar. Como los hijos de Ana, muchos usuarios anunciaban que en la casilla de la nacionalidad de sus hijos, en las estadísticas escolares, figurará la palabra “declinada”.

DAVID LEO SE LLEVA EN "PASAPALABRA" EL PREMIO MÁS ALTO DE TELECINCO

El concursante gana 1.866.000 euros tras 109 programas



"Ranzón" es la palabra que en el concurso Pasapalabra ha permitido que David Leo García, un poeta y profesor de español malagueño de 27 años, se haya llevado el premio más alto en la historia de Telecinco tras participar en 109 programas: 1.866.000 euros. Esta entrega del programa que presenta Christian Gálvez desbanca al último récord económico de los concursos en la historia de la cadena: el bote ganado por Juan Pedro Gómez también en Pasapalabra el 13 de julio de 2013. 

 Con la palabra ranzón, respondiendo a la pregunta "Rescate, dinero que se da para redimir a un cautivo", David ha contestado correctamente a las 25 definiciones del emblemático concurso en una jornada en la que ha contado con la ayuda, en la primera fase, de la presentadora Paz Padilla y Sete Benavides, Diploma Olímpico en Piragüismo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. 

 El joven malagueño, que actualmente reside en Barcelona con su novia, estudió Filología Hispánica y trabaja como profesor de español para extranjeros a los que ejercita con roscos como el de Pasapalabra para que amplíen su vocabulario. Su verdadera devoción son las palabras: fue el ganador más joven de la historia del Premio Hiperion de poesía con 17 años y es habitual su presencia en recitales. De hecho, uno de sus sueños sería poder recitar en el Festival de Poesía de Medellín en Colombia. Además, es un apasionado del cine, el ajedrez, la cocina, y los campeonatos de Trivial que juega dos jueves al mes.

 En 2013, David comenzó a prepararse para concursar en Pasapalabra realizando de forma virtual multitud de roscos y apuntando palabras que clasificaba por campos semánticos y por letras. En diciembre de 2015 consideró que ya estaba preparado y decidió presentarse al casting del concurso. El mayor premio dado por un concurso televisivo en España se dio en el programa Boom de Antena 3 el pasado 8 de junio. Los cuatro concursantes se llevaron un bote de 2.300.000 euros.

sábado, 15 de octubre de 2016

LA MALETA MÁS "TECH" DEL MUNDO

Se puede localizar desde el móvil, se cierra desde una aplicación y pesa su contenido. Así es Bluesmart One



“La primera maleta inteligente y conectada”. Con este breve reclamo se presentó el proyecto Bluesmart en la plataforma de financiación colectiva Indiegogo a finales de 2014. La propuesta fue todo un éxito, consiguiendo el apoyo de casi 11.000 personas que ayudaron a reunir los más de dos millones de dólares que hicieron viable el proyecto. Bluesmart One es el resultado de esta iniciativa: una maleta con el tamaño estándar del equipaje de cabina que cuenta con un conjunto de funcionalidades hasta ahora inéditas en un accesorio de este tipo. Así, se cierra y abre desde el móvil, pesa su contenido, funciona como batería externa para cargar otros dispositivos e incluye un sistema de localización. ¿El precio? Alto, ya que para hacerse con una unidad hay que desembolsar nada menos que 449 euros.


Desde el móvil 

 Como cualquier dispositivo conectado, es obligatorio utilizarlo junto con un smartphone y una aplicación que los conecta a través de Bluetooth. La vinculación es sencillísima y basta con aceptar que la app envíe notificaciones y crear una cuenta de usuario. Esta aplicación es gratuita y compatible con dispositivos iOS y Android, pero no está disponible en español. Desde ella se centralizan todas las posibilidades de la maleta. Una de las principales es la localización: dispone de un módulo GPS que permite acceder a su situación exacta dentro de un mapa. La información que ofrece es bastante fiable, aunque es necesario que el smartphone esté conectado a Internet para poder consultarla. Esta función está muy relacionada con otras opciones de seguridad, como la activación de una alerta cuando te separas de la maleta, lo que resulta ideal en caso de robos y olvidos.

 

EL PAPEL NO ESTÁ MUERTO

Quiero leer en papel 

El libro impreso sobrevive en plena era digital a pesar de los negros augurios que despertó en 2007 la irrupción del ‘e-book’


La elegía del papel tendrá que esperar. Los negros augurios que daban por muerto al libro impreso, ese vehículo de ideas que cambió la historia de la humanidad, el más poderoso objeto de nuestros tiempos según claman algunos, no se han cumplido. El e-book no lo entierra; al menos, todavía. Persiste el olor a papel, a tinta, a cola; el tótem sigue vivo, tocado, pero coleando. 

Por mucho que los medios y plataformas hablemos de lo nuevo, de lo que está por llegar, del último gadget tecnológico, luego está la tozudez de las estadísticas. Y son bien claras, tanto aquí, como en Estados Unidos. Dos de cada tres personas siguen leyendo los libros, sobre todo, en papel. 

 El deslumbramiento que produjeron los nuevos dispositivos electrónicos de lectura se ha estabilizado. Dejaron de ser moda para convertirse, eso sí, en un hecho, en un fenómeno que llegó para quedarse. La amenaza que muchos editores veían a principios de siglo en el e-book ha cambiado de aspecto. Se esconde dentro del móvil. Es el cambio de hábitos. Pero recordemos, antes de nada, cómo empezó todo. 

 El entierro anticipado del libro impreso tomó forma con el nuevo siglo. “El libro está muerto, larga vida al libro”, proclamaba, ufano, en mayo de 2006, el gurú Jeff Jarvis, apóstol de la revolución digital que cargaba contra los libros por ser unidireccionales, por no abrir puertas, por no incorporar enlaces, por ser demasiado largos. Idénticas palabras utilizaba Jeff Gómez, voceador de la revolución del e-book, desde la portada del libro que publicó en 2007: El libro impreso está muerto: libros en nuestra era digital (Print Is Dead: Books in our Digital Age).


El entusiasmo digital ya embargaba por aquel entonces a altos ejecutivos de la industria como Alberto Vitale, al frente de Random House a principios de siglo. En el año 2000, Vitale pregonaba el fin del papel en el 26º Congreso de la Unión Internacional de Editores, según recuerda un ilustre editor español. El fantasma del libro electrónico ya sobrevolaba aquella cita. Aparecía la inquietud en el gremio. 

 El bienio 2007-2008 se vistió de Kindle y de Lehman Brothers, combinación letal (para el sector editorial tradicional) que precipitó las visiones apocalípticas, la sensación de funeral. Las ventas comenzaron a caer en picado, hasta el punto de llegar a esquilmar los ingresos que genera el papel en un 30% con respecto a los años previos a la crisis. El libro electrónico adquiría aspecto de verdugo. 

Pero la narración de la cacareada y, supuestamente, inapelable desaparición del libro impreso admite quiebros. Y aunque no se puede hablar de un gran cambio de tendencia, es momento de arquear las cejas. Por viejuno, old school y voluntarista que pueda parecer este planteamiento. 

 Las cifras que Nielsen BookScan ofrece de Estados Unidos anticipan posibles escenarios futuros en el resto del mundo. En 2015 se vendieron 571 millones de libros impresos, 17 millones más que el año anterior. Y según la consultora Forrester Research, el año pasado se vendieron en EE UU 12 millones de e-books frente a los 20 millones de 2011.


El pronóstico de que el libro digital se comería la mitad del mercado no se ha cumplido. Copa el 25% de las ventas. Eso, en Estados Unidos. En España, el libro digital, según los datos de la Federación de Gremios de Editores, representa el 5,1% de la facturación total del sector.

 La cifra de negocio de las editoriales españolas ha crecido un 2,8% en 2015, hasta alcanzar los 2.257,07 millones de euros. Así han quedado confirmados los tímidos crecimientos que ya se apuntaban en 2014. La venta de libros en librerías tradicionales creció en un 5,6%. 

 Leer es sexi, proclama una revista desde su portada. Nuevas librerías independientes, muchas de ellas boutiques, y bares, abren sus puertas. Se editan libros que son un canto al papel, como Paper. Paging ­Through History (Papel. Hojeando la historia), Norton, 2016, donde Mark Kurlansky asegura que el papel nos guiará a lo largo del siglo XXI (y donde recuerda que entró en la Europa cristiana a mediados del siglo XII a través de España). O un canto al propio libro, como The Book: A Cover-to-Cover Exploration of the Most Powerful Object of Our Time (el libro: una exploración, portada a portada, del objeto más poderoso de nuestro tiempo), editado en agosto de este año, donde Keith Houston reivindica este tótem vertebrador de la cultura.

 Más allá del hype, del momentum, o del respiro en la caída, parece que el papel aguanta el vendaval digital. ¿Cómo es eso posible con la que está cayendo? 

 Los editores de libros, que este mes tienen dos grandes citas por delante (Liber, del 12 al 14 de octubre en Barcelona; y la Feria de Fráncfort, la más importante del mundo, del 19 al 23), explican que el repunte de cifras obedece a que la crisis ahoga menos ahora que en 2008. Y, claro, luego está el papel. 

 Se retiene mejor cuando se lee un libro impreso, señalan algunos científicos (otros no son tan tajantes). Why the Brain Prefers Paper (por qué el cerebro prefiere el papel), publicado por Scientific American en octubre de 2013, dice que las pantallas (tabletas, ordenadores, teléfonos) pueden inhibir la total comprensión del texto, que distraen al lector. La investigadora Maryanne Wolf, de la Universidad de Tufts, Massachusetts, sostiene que el papel presenta grandes ventajas y permite una mayor memoria visual.


El 92% de los universitarios se concentra mejor leyendo en papel. Es lo que concluía, tras consultar con 300 alumnos de universidades de Estados Unidos, Japón, Alemania y Eslovaquia, Naomi S. Baron, profesora de lenguaje en la American University que presentó sus conclusiones en el libro Words on Screen: The Fate of Reading in a Digital World (palabras en la pantalla: el destino de la lectura en el mundo digital), publicado por Oxford University Press en 2015. Álvaro Bilbao, neuropsicólogo, autor de Cuidar el cerebro, sostiene que poder tocar, oler, sentir el peso del libro, experimentar que uno avanza según pasa las páginas, puede resultar más placentero. “Aquellas cosas que despiertan nuestros sentidos hacen que se active el hemisferio derecho del cerebro, que está más relacionado con el mundo de las emociones”. 

El fetichismo, la belleza del objeto, ese placer tan vieja escuela de recorrer la librería, las librerías. La lista de motivos que hacen que el papel siga vigente crece conforme se contrasta con lectores, editores, escritores. El placer de coleccionar, las anotaciones al margen, las flores secas o pasajes de avión a modo de marcapáginas, lo bien que quedan en el salón, el mensaje que portan cuando son regalo… 

 El aguante del papel también se explica, tal vez, porque estamos tan solo en los albores de la revolución digital. “El ritmo de los cambios tecnológicos siempre es más lento de lo que la gente tiende a creer”, afirma Michael Bashkar, editor de la rama digital de Profile Books y autor de La máquina del contenido, libro en el que traza un futuro en que los intermediarios desaparecen y las tecnologías conectan directamente a autores y lectores. “No creo que veamos el fin de los libros impresos”, añade, “son objetos materiales, deseables, siempre estarán ahí. Soy un adicto a los libros, tanto impresos como electrónicos”.


La televisión no mató a la radio. El papiro y el pergamino coexistieron durante siglos en el antiguo mundo mediterráneo. Al final, todo apunta a una coexistencia de formatos, a un ecosistema en el que ahora irrumpe con fuerza el audiolibro. El papel aloja mejor el universo cerrado que promete una gran novela; la tableta (que arrincona poco a poco al libro de bolsillo) es puerta de entrada cada vez más habitual para la literatura de género, romántica, erótica, para los autoeditados. 

 La amenaza para el libro impreso no es, por tanto, tal y como se pensaba hace diez años, el libro electrónico. Los competidores viajan en el teléfono móvil, el problema es el cambio del modo en que vivimos.

 En los autobuses y en el metro se ve a poca gente leyendo un libro. El humano viaja con la cabeza gacha, mirando su pantalla, visionando por enésima vez las fotos, compartiéndolas, comentándolas, intercambiando mensajes, interactuando. Así se siente acompañado, arropado en todo momento, así se vacuna a golpe de tecla contra la (¿tarde o temprano ine­ludible?) soledad. 

 Instagram, Twitter, Facebook. Esas plataformas sí que han venido a ocupar tiempo de ocio (y de trabajo). Una de las víctimas colaterales es el libro, el viejo amigo. “Las redes sociales sí son un enemigo claro de la lectura”, dice sin ambages el editor Luis Solano, de Libros del Asteroide. 

 Vamos a toda prisa, de un lado para otro. La lectura reposada y atenta cada vez casa menos con los nuevos ritmos. La complejidad de un cierto tipo de vida contemporánea, la del urbanita hiperconectado, la velocidad a la que vivimos como consecuencia de la agilización de las comunicaciones, que multiplican la vida social, el intercambio de ideas (¿y la tontería?), entre otras muchas cosas, ha dejado un menor espacio para el recogimiento que requiere un libro. Pero ese viejo objeto, cosas de la vida, sigue vivo. 

 Al fin y al cabo, como dicen que decía Groucho Marx (y aunque resulta que hay serias dudas sobre la autoría de esta cita, la frase, indudablemente, tiene el aroma de su puro): “Fuera del perro, el libro es el mejor amigo del hombre. Y dentro del perro está demasiado oscuro para leer”.

EL EFECTO MARIPOSA DE CRUYFF

Guardiola resalta en la presentación en Londres de la autobiografía póstuma del mito holandés su capacidad para sacar lo mejor de sus equipos


El discípulo favorito, el único hijo varón y el médium de Johan Cruyff presentaron en una librería londinense la autobiografía póstuma del gran jugador y entrenador holandés, que murió de cáncer en marzo de este año a los 68 años. 

El discípulo favorito era Pep Guardiola, el actual entrenador del Manchester City, que dijo que todo lo que él había logrado en el fútbol se lo debía a Cruyff; el hijo, Jordi Cruyff, exfutbolista también y ahora director deportivo, que lo recordó más como padre que como leyenda del fútbol; y el médium, Jaap de Groot, el periodista holandés que escribió el libro con Johan Cruyff, el que escuchó y reinterpretó en página después de su muerte las grabaciones de las entrevistas que había hecho con Cruyff. Aunque le hablaba desde la tumba, dijo Groot, lo sintió muy presente, como si estuviera con él en la habitación. 

 Fue Groot el que explicó uno de los misterios que contiene la autobiografía: la decisión de Cruyff de omitir a Lionel Messi de su mejor once de la historia. Messi no tenía cabida en un equipo que debía incluir a Pelé y Diego Maradona, según Cruyff. “Johan consideraba que Maradona hubiera respondido a Pelé como si fuera un padre”, dijo De Groot, lo cual suena a una de esas declaraciones polémicas y provocadoras que solía soltar el maestro holandés. Para los que conocen un poco cómo es el D10S argentino, y en particular la hostil rivalidad retórica que ha tenido con Pelé en los últimos años, la noción de un Maradona dócilmente jugando al compás del astro brasileño es dificil de imaginar. 

 Si Guardiola se sorprendió no lo demostró, limitándose a observar que Cruyff había sido un gran admirador de Messi. La química especial que tuvieron Guardiola y Cruyff se manifiesta en la también sorprendente decisión que tomó en la autobiografía de incluir al catalán en aquel mejor once histórico. Guardiola, que jugó bajó las órdenes de Cruyff cuando este era entrenador del Barcelona, le devolvió el favor manifestando no solo que nadie había influido en el fútbol de hoy como él, sino reconociendo que él mismo le debía casí todo al holandés. 

 Cruyff dice en su libro que si no hubiera estado él en el Barcelona, el joven Guardiola hubiera sido “seguramente vendido a un club de Segunda División”. Preguntado por esto, Guardiola reconoció que él no era un jugador capaz de driblar a cuatro defensores pero que lo que Cruyff vio en él fue la capacidad de hacer que el resto del equipo expresara sus virtudes. “Es el efecto mariposa”, dijo Guardiola. “Un buen pase al comienzo pude definir todo el resto de una jugada. Cruyff entendió que un jugador era capaz de ayudar a que el resto del equipo jugase mejor”.

 En cuanto al efecto mariposa que Cruyff tuvo sobre su propia carrera, Guardiola dijo que fue gracias al holandés que él tuvo la oportunidad de jugar en el Barcelona, entrenar al Barcelona y después entrenar al Bayern Múnich y al Manchester City. “Él me enseñó a ver y a comprender el fútbol cuando era muy joven, me enseño por qué si tomas la decisión correcta, ganas; si tomas la equivocada, pierdes. El fútbol es el deporte más difícil del mundo porque cada minuto tienes que tomar decisiones. Cada sesión de entrenamiento con él era como estar en la universidad. Soy un tipo afortunado”. 

 Intentando explicar la genialidad de Cruyff, Jaap de Groot observó que tenía un especial talento para las matemáticas. “Por ejemplo, le decías tu número de teléfono y, sin apuntarlo, lo recordaba a la primera. Creo que este don que tenía influyó en su comprensión de la relación entre la velocidad del balón y el espacio, en la visión que tenía de la totalidad del campo”. 

 Despido del Barcelona 

 Jordi Cruyff, visiblemente emocionado en la que fue la primera presentación mundial del libro, habló en términos más personales, recordando cómo su padre había sido una persona muy directa con una fuerte noción de la justicia y la injusticia, alguien que aunque tuvo muchos admiradores también tuvo sus detractores. Se refería, entre otras cosas, a su controvertido despido del Barcelona como entrenador en 1996. 

 Pocos lo lamentaron más que Pep Guardiola, aún en aquel momento jugador del Barça. Jordi Cruyff lo sabe, como también sabe de la admiración que Cruyff tuvo durante los último años de su vida por Guardiola el entrenador. “Si hay una persona que mi padre hubiera querido que estuviese en la presentación de su libro”, dijo Jordi Cruyff, “esa persona es Pep”. Nada más dichas estas palabras, los dos, el hijo y el discípulo, se cogieron afectuosamante de la mano y en ese instante uno se preguntaba si el médium de Cruyff, su representante en la tierra, no era tanto el escritor Jaap De Groot como el propio Guardiola, jugador y entrenador del Barcelona como el holandés, que no dudó en viajar de Manchester a Londres a presentar el libro de su mentor, el San Pablo del JC holandés que nunca dejará de predicar su palabra con gratitud y veneración.

viernes, 14 de octubre de 2016

TENGO MIEDO PERO NO ME MEDIATIZA

FERNANDO GRANDE-MARLASKA: “TENGO MIEDO, PERO NO ME MEDIATIZA”

 El magistrado de la Audiencia Nacional ha perdido al ser que más amaba. Con esta carga ha escrito el autobiográfico ‘Ni pena ni miedo’


Este no ha sido un buen año para Fernando Grande-Marlaska. Sobre todo por la muerte de su madre. Pero conserva inalterable la fuerza de carácter y ese idealismo a contracorriente que guía el libro que acaba de publicar, Ni pena ni miedo. “Siento pena y tengo miedo, como todos, pero nunca me han paralizado ni han mediatizado mis decisiones. Eso es lo que resume el título del libro. Tengo miedo al sufrimiento, a perder a seres queridos. De niño, tenía miedo a que mi madre muriera mientras yo no estaba. En verano, con 12 o 13 años, cuando me iba a un campamento o cuando me fui a Irlanda, me asustaba que al volver mi madre hubiera muerto”.

 Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) empezó a lo grande, instruyendo por azar el caso del asesinato de los marqueses de Urquijo, y ya nunca se apartó de lo importante: sustituyó a Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional, y desde ese puesto administró asuntos capitales. Instruyó casos contra ETA y dictó autos nada complacientes con la izquierda abertzale, dirigió la intervención judicial de Fórum Filatélico, y cayó sobre sus espaldas el enredo del Yak 42. Desde 2012 es presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y desde 2013, vocal del Consejo General del Poder Judicial. Grande Marlaska tiene un entusiasmo que no sabe esconder ni en los peores momentos. 

Su madre -además de Gorka, su marido– es la persona central de su vida. Cualquier hilo de la conversación –la justicia, los valores, la política– acaba en ella. “Mi madre ha sido fundamental para mí, en lo bueno y hasta en lo malo. Cuando le conté que era gay, con 35 años, no lo aceptó y me aparté de ella. Estuvimos cinco o seis años sin hablarnos, pero incluso en ese tiempo ella era mi referente: ante cualquier duda, siempre me preguntaba qué pensaría ella al respecto, cómo actuaría. Cuando reanudamos la relación, sin embargo, no pude evitar pasarle factura por su incomprensión. La relación no volvió a ser como antes, pero yo la miraba y me daba cuenta de que esa señora ya anciana seguía representándolo todo para mí. Que yo, en buena medida, era esa señora y que no la cambiaría por nada”. 

 Marlaska acepta sin vergüenza las propias contradicciones de su vida. Habla de sí mismo con un pudor que no pierde nunca la dignidad. No mueve mucho las manos, no hace aspavientos, no enfatiza, pero en su voz aparece de vez en cuando una emoción sosegada que no deja lugar a dudas de que está diciendo lo que piensa de verdad, sin fingimiento. He estado con él otras veces, en situaciones menos formales, y siempre he encontrado en su rostro huesudo la misma expresión quijotesca. 

 “Sí, es verdad que me entrego a todas las causas perdidas, me he dado por primera vez cuenta de ello al escribir el libro. Y me siento orgulloso, de cómo he actuado en distintos momentos de mi vida con la lucha gay, con la igualdad de género, con la violencia terrorista… Pero esa actitud es algo que yo he mamado, y por eso le doy tanta importancia a la educación. Yo tuve la suerte de que mi madre, que era en cierta medida conservadora, predicara constantemente el respeto al otro, fuera quien fuera. Y por eso tengo una aversión patológica a cualquier tipo de injusticia”. Le pregunto –al juez– qué es para él la justicia: “La justicia consiste en dar a cada uno lo suyo. Lo que merece como ser humano. Y ante todo mantener su dignidad. La dignidad es la clave”. 

Él es un hombre satisfecho, con la sensación del deber cumplido. “Parece vanidoso, pero sí, siento orgullo por lo que he logrado. Y creo que es fundamental el episodio en el que me enfrenté a mi familia para poder seguir con Gorka y para poder seguir siendo coherente. Ese hecho es determinante en la construcción de mi personalidad. Haber tenido esa adversidad y haberla sabido enfrentar fue una suerte en mi vida, porque me ayudó a ser una persona diferente. De otra manera seguramente habría sido mucho más débil de carácter. Yo siempre digo que los malos momentos, aunque sean muy instructivos vitalmente, son eso: malos. Prefiero no tenerlos, pero cuando de todas formas existen, hay que sacar lo que hay en ellos de positivo. Por eso no cambiaría nada de mi biografía. Fíjate, no cambiaría ni esos seis años dolorosos de separación de mi madre. A día de hoy, tal y como estoy construido, todo lo que me ha pasado en la vida tiene algo aprovechable”.

 Su vida, contada como una novela, parecería la de un héroe empecinado: homosexual en tiempos homófobos, librepensador en una sociedad sectaria, republicanista en una época de terrorismo nacionalista. Él, sin embargo, cree que ese relato le honra más de lo que merece: “No he sentido que haya tenido que luchar en todo momento por ser quien soy. Salvo tal vez en el conflicto familiar, donde sí tuve que echar un órdago, en el resto de los asuntos yo he seguido siendo siempre el que quería ser. Cuando sentí la presión nacionalista y la amenaza de ETA, Gorka y yo tomamos la decisión de irnos a Madrid sin dramatismo y sin heroicidades. Simplemente creímos que así no podíamos seguir viviendo”. Le hago ver que ha tenido que quemar muchas energías en todas esas batallas y responde con decisión, casi con disgusto: “Eso es verdad, pero esas energías las ha quemado mucha gente. En una lucha y en otra. No es una singularidad mía. Yo he ido siendo lo que quería ser, dentro de lo que la vida te permite”. 

El libro es un texto ensayístico en el que repasa todos los asuntos que le preocupan. Entreverada en todo eso está la historia de su vida y algunas anécdotas que le definen bien. Cuenta, por ejemplo, que hasta que no cambió las gafas por las lentillas no fue una persona sociable, que se retraía en el trato con los demás. Y cuenta que en 1981, después del intento de golpe de Estado, cuando tenía 18 años, le escribió al Rey agradeciéndole su actitud y pidiéndole una foto dedicada. La recibió a través de Sabino Fernández Campos. 

 “En ese momento yo era un friqui. Viví la Transición como algo absolutamente entusiasmante. Me sabía el nombre de todos los partidos que se presentaban a las elecciones, de sus líderes, de los cabezas de lista. En el 81 ya era un poco mayorcito, pero estaba aún cerca el franquismo, y aquella noche sentí que todo se iba a la mierda, que todo volvía a los infiernos, al oscurantismo. Y de repente apareció la imagen del Rey y le escribí. No sé por qué, no hubo reflexión, mientras salía la idea de mi cabeza estaba cerrando el sobre y enviándolo”. Y se ríe: “Si lo hubiera pensado más, a lo mejor me habría dado vergüenza y no lo habría hecho”. 

Cuando le pregunto si algún día le gustaría dedicarse a la política, vuelve a responder sin componendas ni ambigüedades: “Me gusta la cosa pública. Si me preguntas si me iría a la empresa privada te contesto enseguida que no”. Y lo repite tres veces, con énfasis: “No, no. No”. Luego continúa hablando: “Pero a la política, sí. Primero haría falta que alguien pensara que yo podría hacer algo distinto a lo que hago ahora y que yo tuviera el convencimiento de que soy capaz de lograr lo que se me propusiera. Pero me gustaría asumir nuevos retos, y creo que los que amamos la cosa pública estamos para eso. Tomaría en consideración el problema de las puertas giratorias, que es un tema importante y relevante, pero esa duda nunca me frenaría”. 

 Le gusta la cosa pública porque sueña con un país mejor. “Son tiempos tristes, muy tristes, y creo que hace falta todavía reivindicar la Ilustración. A aquellos pensadores de la segunda mitad del XVIII, Diderot, Voltaire o Rousseau. Si a muchos ciudadanos de hoy les expusiéramos lo que ellos pensaban les parecería revolucionario”. 

Pero es solo moderadamente optimista: “La educación es la clave de todo. Una educación seria, abierta, en valores que refuercen la ética pública, que es la que nos permite luego tener nuestra ética privada. Lo que pasa en España es que cada uno traslada su ética privada a la esfera pública, ese es el problema, y ahí es donde tiene que intervenir la educación: inculcando valores antes de que los prejuicios se instalen. Muchos de los que se ocupan de la educación tratan de perpetuar sus privilegios para impedir que todo cambie. Dicen: ‘Es que ustedes quieren adoctrinar’. Pues sí, queremos adoctrinar en valores que nos definen a todos como miembros de una cultura occidental”. 

Hace una pausa, mira hacia el infinito y reflexiona: “Pero tú y yo no vamos a llegar a ver esos cambios. Ojalá, pero creo que no”.

CONTAR LA VIDA OVEJA A OVEJA

Un pastor inglés describe en un libro que ha sido un fenómeno editorial su vida en la granja y cómo cambió Oxford por el ganado



James Rebanks es pastor en el Distrito de los Lagos, una dura zona rural al noroeste de Inglaterra donde viven unas 40.000 personas o, si se quiere, una bella postal de prados, agua y cielo que recibe 16 millones de turistas. James fue un mal estudiante, solo quería ovejas y heno, seguir la tradición de su padre y de su abuelo. Despreció los consejos de los maestros para que cambiara la cayada por el lápiz y solo de mayor retomó los estudios en Oxford, con gran éxito. 

 Este salto tiene una explicación sencilla: era un gran lector, una costumbre que alentó su madre. Pero el mundo académico no logró disuadirle de su opción profesional, él quería ser pastor y pastor es. Sin embargo, reconoce que el campo no permite vivir con holgura. Él completa su economía escribiendo libros; en el último relata en primera persona su vida en la granja, desde que su abuelo era la voz de mando hasta las 900 ovejas que ahora pastorea él con la ayuda infantil de sus hijos. Ha sido un pelotazo editorial en los países donde ya está a la venta. En España acaba de salir: La vida del pastor. La historia de un hombre, un rebaño y un oficio eterno (Debate). En sus páginas la rutina y la paz se alternan y se complementan como la lluvia y el sol sobre los prados. 

 Rebanks tiene el pelo rubio y los ojos claros, y una piel tan morena como puede conseguirse en Inglaterra. Su aspecto es de buen comer y sus manos gordotas delatan su actividad: “Se me encogieron cuando fui a Oxford. Al volver a la granja, los amigos me decían que se me habían encogido también los hombros”, se ríe. 

 El trabajo en el campo, no digamos cuando se trata de ganado, es igual de rutinario que el de la ciudad, o más; es sacrificado, a veces penoso e irremediablemente injusto, pero tiene algunas ventajas: aire libre, por ejemplo. Y la mayor de todas: cuando se alcanza autonomía, no hay jefes que valgan. Hay algo más. 

 Un hogar y una cultura

 Rebanks aprendió cuando trabajaba para la Unesco “que hay 2.000 millones de granjas de cría, si todo eso se deja el mundo entraría en caos. El campo no solo es hermoso, es un hogar, una cultura, una buena comida. Es una opción: si pensamos que la cría tradicional es buena para los animales, para el territorio, para el medio ambiente, pues hay que elegir cómo compramos y cómo votamos para mantener ese estilo de vida”. 

 Pero este pastor no se engaña: “No se trata de volver románticamente a la dureza del arado, hay que tener un pie en el pasado y otro en el presente”. La diferencia actual, sostiene, es que quedarse en el campo ya no es estar en el lado equivocado, como él sentía de joven. “Hoy los jóvenes están orgullosos y muestran sus ovejas campeonas en las redes sociales”. 

 Su libro sería otro ejemplo de orgullo rural. De amor por la tierra, pero sabiendo muy bien qué partes del pasado no son dignas de repetirse y cuáles otras, por más que parezcan crueles, no son más que la realidad sin azúcar. “Muchos me han escrito para criticarme porque en el libro aparecen corderitos degollados. Así es la vida en la granja”. En el libro triscan las ovejas, nacen o mueren de mala manera los corderillos, se recolecta el heno, o se pudre por culpa de la lluvia; los granjeros acuden a los concursos de la comarca con sus carneros más pintones o pasan horas agarrotados esquilando el vellón, se adiestran los perros para carear el rebaño, y vuelve la primavera que trae el verano que llama al otoño que abre la puerta al invierno. 

 ¿Por qué vende un libro que cuenta la vida sencilla y común de una familia, sin epopeyas ni novelería? “Porque todo el mundo lo relaciona con su vida, con sus padres, con sus abuelos, con la tradición. Hay gente en todo el mundo que comparte estos sentimientos. Cuando voy de gira para presentar el libro muchos me paran y me cuenta la historia de sus abuelos”, vuelve a reírse. “Normalmente se cuenta la dureza de la vida en el campo, pero hay otra hermosa y llena de significado. Y otra cosa: estos libros normalmente los escriben los que se marcharon. Rara vez el que vive y trabaja con el ganado, con el apego y el amor por la tierra”.

QUE EL GOBIERNO MANTENGA LA SELECTIVIDAD

Todas las autonomías abogan por que el Gobierno mantenga la Selectividad 

Las 17 regiones, incluidas las cinco del PP, quieren que el Ministerio de Educación aparque la reválida de Bachillerato al menos durante este curso



Las 17 comunidades autónomas, incluidas las cinco del PP, son partidarias de que el Ministerio de Educación aparque al menos un año la reválida de Bachillerato. Con el curso ya empezado y con un Ejecutivo en funciones, ven más útil mantener la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). También le piden al ministerio que establezca mecanismos legales para garantizar que se respeta el distrito único. 

Los directores generales de Universidades, dependientes de las comunidades autónomas, están elaborando una carta para el Ministerio de Educación con esta petición. Se reunieron el pasado martes en Valladolid ante la incertidumbre de la reválida de Bachillerato que sustituye a la Selectividad y que este curso deben hacer los alumnos de segundo curso. En el escrito piden la prórroga de al menos un curso académico. Recuerdan que, en este primer curso, la ley educativa da un carácter transitorio a este examen, que no tendrá efectos académicos ni sirve todavía para obtener el título de Bachillerato. Los directores generales, que están por debajo de consejeros y viceconsejeros de Educación, quieren que su decisión se interprete como una cuestión técnica y quede al margen del conflicto político y de las valoraciones sobre la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Es la primera vez que todas rechazan una medida de la reforma educativa del PP aunque puede que no todas reciban el respaldo de sus consejeros, según una fuente conocedora de la negociación.

 Los altos cargos regionales acordaron además en su reunión mantener el distrito único, es decir, que la nota del examen de cualquier alumno sirva en todo el territorio español independientemente de dónde lo realice. Consideran que de este modo se evitará “la duplicidad de pruebas” que permite la actual normativa. La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) da la opción a cada Universidad de hacer su propio proceso de selección. 

Las autonomías piden al ministerio que establezca mecanismos para garantizar ese distrito único, ya que nada impide a ningún campus apostar por esas pruebas propias a pesar del acuerdo al que han llegado y aunque la conferencia de rectores españoles, la CRUE (en la que está representado el grueso de las Universidades públicas y privadas), comparte que se mantenga un único examen. 

 El ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, ha reiterado esta misma semana que la reválida de Bachillerato “se va a parecer mucho a la Selectividad”. Las comunidades le piden directamente que mantenga la prueba anterior en lugar de hacer un cambio del que se desconocen aún muchos detalles con el curso ya en marcha. 

 Lo cierto es que el ministerio ha ido modificando a lo largo del último año este examen, que el exministro de Educación José Ignacio Wert llegó a plantear como una prueba tipo test con 350 preguntas. El resultado es bastante más parecido a la Selectividad de lo que pretendía Wert, aunque incluye más exámenes (siete asignaturas obligatorias frente a cuatro) y dura un día más (cuatro en lugar de tres), según quedó reflejado en el real decreto que la regula, publicado en julio. 

 El ministerio tiene que aprobar antes del 30 de noviembre la orden con los detalles de la prueba. Los partidos de la oposición, representantes de los directores de instituto y sindicatos docentes han criticado, entre otras cuestiones, que los alumnos han iniciado el curso sin saber cómo van a ser esos exámenes con los que se juegan su futuro académico. 

 Varapalo del Congreso

 El pleno del Congreso de los Diputados dio también el martes un varapalo a las reválidas, una de las medidas más controvertidas de la reforma educativa, que este año ha completado su implantación en todos los cursos. Se aprobó con 175 votos a favor, 133 en contra y 34 abstenciones que se retire el decreto que regula las reválidas educativas, aprobada el pasado julio. 

 La iniciativa parlamentaria, de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya, exigía la derogación de la LOMCE y del real decreto de reválidas. Los diputados de Ciudadanos se abstuvieron porque no comparten la paralización de la reforma educativa sin negociar antes una ley que la sustituya. Pero el partido de Albert Rivera sí quiso dejar claro que comparte el rechazo del resto de la Cámara baja (excepto el PP) a que se pongan en marcha estas pruebas.

LA NOVELA ES UNA FORMA ARTÍSTICA EUROPEA

Teju Cole: “La novela es una forma artística europea” 

El escritor y fotógrafo nigeriano afincado en Nueva York publica en España su primer libro, 'Cada día es del ladrón', sobre el regreso al hogar. “Mi identidad es inatrapable y múltiple"



"La escritura es solo la mitad de la historia, la otra mitad, a veces la más importante, es la imagen”. Así resume Teju Cole (Michigan, 1975) la poética que subyace a su manera de entender el arte de contar historias. Fotógrafo además de escritor, para él un buen relato depende tanto de lo que es capaz de revelar la voz como de lo que logra atrapar la mirada. La fórmula se aplica perfectamente a Cada día es del ladrón (2007), su primer libro, relación de un viaje a Nigeria que recupera ahora Acantilado. En él la fuerza de la historia depende en gran medida de la crónica fotográfica. Fuera de Nigeria, donde el autor pasó una parte importante de su vida, el libro pasó inadvertido. En 2011 Teju Cole se dio a conocer internacionalmente con la publicación de una novela casi perfecta, Ciudad abierta, homenaje a Nueva York, su urbe adoptiva, en forma de paseo. Influido por exégetas de la mirada como Susan Sontag o John Berger, Teju Cole afirma que su prosa debe tanto o más a fotógrafos y cineastas (uno de sus directores favoritos es Víctor Erice) que a la pléyade de escritores procedentes de las más diversas tradiciones literarias que le ayudaron a encontrar su voz. Afable, agudísimo y jovial, durante la conversación el escritor nigeriano-norteamericano dejó claro que sus preocupaciones políticas nunca están muy lejos de lo que hace. Preguntado acerca de sus señas de identidad, afirma que se trata de algo en extremo dúctil y fluido: “Mi identidad es inatrapable y múltiple. Carezco de centro de gravedad como artista y como ser humano, o tal vez debiera decir que mi centro de gravedad siempre está lejos de donde me encuentro yo”. ¿Cuál es la imagen favorita que tiene de sí mismo? “Alguien que estando en Nueva York se acuerda con nostalgia de Nigeria, sólo que estando allí su sueño es volver cuanto antes a Nueva York”. 

 PREGUNTA. ¿Qué diferencias ve entre Ciudad abierta, novela que durante mucho tiempo todo el mundo creyó que era su primera novela, y la que verdaderamente lo fue, Cada día es del ladrón? 

RESPUESTA. No hay tantas diferencias. Por lo que a su génesis se refiere, en realidad son contemporáneas. Empecé Cada día es del ladrón a principios de 2006 y la publiqué en 2007 en Nigeria. Por aquel entonces abordé también la escritura de Ciudad abierta, que no se publicó hasta 2011, en Estados Unidos, porque tardé mucho más en escribirlo, tres años. Ciudad abierta es una novela mucho más compleja. Está muy influida por el modernismo europeo. Cada día es del ladrón es mucho más clásica, pero el lenguaje es también más hermoso.

 P. ¿Con quién se siente en deuda como escritor? ¿Cree que la cuestión del origen racial es determinante? 

 R. Me interesan todo tipo de escritores. Muchos autores negros insisten en subrayar la autenticidad de sus orígenes africanos, como si no hubiera nada más. Las cosas no son así. Todos hemos tenido una sólida educación colonial. Es absurdo negarlo, aunque no todo se reduce a eso. En mi formación son tan importantes Virginia Woolf y James Joyce como Chinua Achebe, Derek Walcott o V. S. Naipaul. Una cosa que me parece muy importante señalar es que, de la misma manera que el sumo es japonés, la novela es una forma artística europea. Se pueden hacer las variaciones que se quieran, como han hecho García Márquez o Vikram Seth, pero, se haga como se haga, la novela es una forma artística europea. 

 P. Todo el mundo ha celebrado la visión de Nueva York que ofrece en Ciudad abierta, pero también resultan sorprendentes (y escalofriantes) las páginas que transcurren en Bruselas, donde da cuenta de la situación que viven los musulmanes. El libro parece profetizar lo que sucedió en aquel país hace unos meses.

 R. No hay nada de profético en ello. Nadie puede adivinar el futuro, pero si se mira bien el presente, si se observa con atención lo que está sucediendo en este mismo instante, se ve con toda claridad qué va a suceder más adelante. El protagonista de Ciudad abierta viaja a Bruselas, observa la situación y comprende lo que se está gestando allí. Ve que a los norteafricanos les está vedado asimilarse. Cuando fui a Bruselas me llamó la atención ver que había muchos jóvenes, algunos muy bien preparados e inteligentes, a los que se les cerraba la entrada en la sociedad blanca, que los considera unos sucios árabes. Muchos han nacido y se han criado allí. Bélgica o Francia son el único mundo que conocen, pero están totalmente marginados, alienados, y cuando la gente está completamente alienada se engancha a la primera ideología enferma que les sale al paso. 

 P. En sus libros siempre hay una llamada a la tolerancia.

 R. Un atentado como el de Niza es horrible no sólo por la matanza, sino porque quien la perpetró era francés. ¿Cuál es el origen de un odio tan profundo? Por supuesto que no se puede culpar a Francia, que es víctima de una terrible tragedia, pero lo que ha conducido a todo esto originariamente es la alienación y la respuesta ha sido alienar aún más a ese sector de la población. 

 P. ¿Qué papel desempeña la religión en todo esto?

 R. Es importante no identificar el terror con el islam. El cristianismo es tan violento, o tan pacífico, como el islam. Por otro lado, los mayores crímenes contra la humanidad los han perpetrado regímenes antirreligiosos, como la Unión Soviética o China. Los jóvenes que se enrolan en ISIS no son religiosos. Un prototipo es alguien de veintitantos años que después de años de drogas, alcohol y sexo un día abraza una forma de radicalismo que se cruza en la espiral de su vida y, aunque diga actuar en nombre del islam, ni conoce los textos sagrados ni habla árabe. 

P. Usted tiene doble nacionalidad. Como norteamericano, ¿qué piensa de un sistema político que es capaz de producir tanto a Trump como a Obama? 

 R. Obama fue el producto de lo que en tecnología de la información se conoce como “máquina capaz de aprendizaje”. El sistema político norteamericano funciona como esas máquinas. Con el tiempo se fue refinando y llegó un momento en que generó a alguien como Obama, un negro alto, guapo, elocuente, cuya visión política se ciñe estrictamente al sueño del imperialismo americano. El problema es que, como cualquier sistema informático, puede aparecer un hacker que conozca el punto flaco de la máquina y la haga saltar por los aires. Trump es perfectamente consciente de que el punto flaco del sistema es el resentimiento de los blancos. Por supuesto, los negros están peor, pero eso no importa. A eso se suma su habilidad para servirse de los medios de comunicación, que son incapaces de crear una narración, tan sólo tienen poder para amplificarla. Funcionan igual que un altavoz, y los altavoces carecen de ética. Se limitan a aumentar el volumen de la señal que entra.

 P. ¿Cuál es el fallo de fondo?

 R. Una vez le preguntaron a Gandhi qué pensaba de la civilización occidental y respondió: “Creo que sería una buena idea”. Lo mismo cabe decir de la democracia norteamericana, creo que sería una idea fantástica, pero en estos momentos no existe.