miércoles, 3 de febrero de 2016

FORGES SE RÍE MUY EN SERIO

El gran ilustrador y humorista gráfico recibe la investidura como doctor ‘honoris causa’ por la Universidad de Alcalá de Henares.





Abrumado como un monaguillo estaba Forges la mañana en que lo hicieron Papa. El escolar que nunca aprobó matemáticas y que falsificó un cero en las notas para ponerse un tres accedía a todos los honores de la Universidad que fundó Cisneros (1499). Porque revistieron al humorista de muceta y birrete. Le pusieron un anillo. Y le entregaron unos guantes blancos como símbolo de la pureza.


Inmaculadas han sido las manos de Forges en la "sonrisa y la compasión", cualidades que el nuevo doctor atribuyó al deber hipocrático de cualquier humorista. Hipocrático en sentido médico, ético y hasta terapéutico, toda vez que el discurso de Forges entre académicos y amistades aludió premeditadamente a una reflexión de Blasillo: "Si el humor es algo eminentemente humano, el humor gráfico es una radiografía".


Se quedarían estupefactos los profesores que suspendieron al doctor Forges. Les impresionaría la coral iniciática del "Veni, Creator", el boato académico, la solemnidad con que el humorista fue llamado a la dignidad del púlpito del paraninfo.


Hablaba ex cátedra por primera vez en su vida. Y no por arrogancia, sino por deber litúrgico, convocado como estaba a la investidura y al trance de la laudatio, un discurso de bienvenida entre los sabios que ponderó la originalidad de Forges, su personalidad, su audacia, su compromiso social, su ternura, su constancia y su humanismo, incluso la solidaridad con el contribuyente, el funcionario, el náufrago, el cuñado, reflejo de un bestiario que el humorista ha custodiado con cariño, empatía y respeto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario