sábado, 6 de febrero de 2016

LEE MUCHO Y (NO) ESCRIBIRÁS MEJOR

La falta de práctica y de corrección por parte de los profesores en la escuela, entre las causas de la mala escritura. No basta solo con leer.



En los años ochenta surgió en Reino Unido un movimiento que defendía un uso del lenguaje claro, breve y que evitara los tecnicismos y las frases hechas. Se llamó Plain English (en español, inglés sencillo), perseguía que las instituciones públicas se preocupasen por hacer más fácil al ciudadano la comprensión de cualquier información y denunciaba la inutilidad de los textos largos y confusos en defensa de lo simple y directo.


Desde su lanzamiento, en 1990, los integrantes de Plain English, en su mayoría profesores, han corregido más de 21.000 documentos de unas 1.600 organizaciones de todo el mundo, entre ellas varios departamentos del Gobierno británico.


En España, no existe ninguna iniciativa parecida, aunque las universidades confirman que hasta los graduados tienen dificultad para escribir buenos textos. “En este país parece que cuantas más subordinadas y más vocabulario técnico se use, mejor será el escrito”, asegura el profesor de escritura eficaz de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Miguel Janer.

La raíz del problema está en las escuelas, opina Janer, donde no se fomenta la escritura de narrativas que no sean puramente académicas y donde se pone el foco únicamente en la gramática y no en el estilo. “Si un alumno comete faltas de ortografía automáticamente se le pone la etiqueta de mal estudiante. La estructura y el orden de exposición de los argumentos no se valoran”, añade.


Otro de los problemas es, según este docente, la creencia de que cuantos más libros se lean, mejor será la escritura. “Es totalmente falso. Hace falta practicar y ser corregido una y otra vez”, apunta. Para aprender a redactar es necesario fijarse en las construcciones de las frases y ser muy consciente de lo que ha intentado hacer un autor para luego ponerlo en práctica. No basta con leer de corrido y quedarse solo con la trama de la novela.




“Los jóvenes tratan de escribir barroco porque es el estilo que se les enseña en el instituto con los autores del Siglo de Oro”, continúa Janer, quien defiende que el programa académico de Lengua y Literatura debería modificarse e introducir lecturas de autores contemporáneos que animen a los alumnos a reproducir otro tipo de construcciones más sencillas. “Durante la ESO y Bachillerato solo se enseña a diferenciar el complemento directo del indirecto, pero a la hora de escribir bien de poco te sirve ser un as en análisis sintáctico”.



El catedrático de Lengua de la Universidad Complutense Jesús Sánchez Lobato, autor del libro Escribir bien, publicado por el Instituto Cervantes, recuerda una frase del filólogo Américo Castro: “a escribir se aprende escribiendo”. “Las diferentes reformas educativas no han potenciado la escritura y han pasado por alto que es necesaria en todas las especialidades. El sistema es cada vez menos exigente. La práctica es imprescindible para escribir buenos textos”, sostiene.


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