jueves, 21 de abril de 2016

SHAKESPEARE NO ESCRIBÍA "TAMBIÉN"

El dramaturgo creó muchos lugares comunes que usamos 400 años después de su muerte


De un tirón, hacerse humo, ser un veleta, meterse en un berenjenal, no moverse ni un milímetro (‘not budge an inch’), flaco consuelo, contener la respiración, juego sucio, piedra angular... Son expresiones que utilizamos hoy corrientemente y que fueron inventadas en inglés por William Shakespeare. A él se atribuye el 10% de los lugares comunes de las conversaciones corrientes, según recuerda el escritor Bill Bryson en una ágil biografía del dramaturgo inglés, coetáneo de Cervantes (este año se conmemoran los cinco siglos de la muerte de ambos).

 Shakespeare dejó escritas por vez primera 2.035 palabras en lengua inglesa, de las cuales unas ochocientas se emplean todavía: abstemio, antipatía, horrendo, frugal, menguar, extraer... Sólo recurriendo al prefijo ‘un’ (‘des’ en castellano) introdujo más de trescientos términos nuevos en su idioma: desenmascarar, destrabar, desatar... 

 El cúmulo de palabras que engendraba su imaginación ha hecho sospechar a algunos eruditos que quizá ni él mismo las entendía a veces. «Sólo ‘Hamlet -dice Bryson- ya obsequiaba al espectador con unas seiscientas palabras que, a todas luces, no había oído nunca». 

 Solo es un ejemplo de hasta qué punto las obras de Shakespeare han sido escudriñadas, en ocasiones para encontrar respuestas sobre la vida del autor. Un estudioso reparó en que pocas veces escribía la palabra ‘also’ (también)». «Sólo aparece en treinta y seis ocasiones en sus obras -indica Bryson- y casi siempre en boca de personajes satíricos cuyo pretencioso verbo invita a la risa». 

 Bill Bryson resalta el papel decisivo de Shakespeare en el idioma inglés y lo resume de forma muy gráfica. Su nacimiento (1564) fue registrado en latín, la lengua culta, y su muerte (1616), en inglés. 

William Shakespeare, un gentilhombre

 El suyo era un lenguaje moderno, aunque ello no es óbice para que el público actual necesite ayuda si quiere entender sus obras en su forma original. Cuando en 2005 se escenificó ‘Troilo y Crésida’ en el inglés de su tiempo y con la pronunciación de entonces, un crítico admitió que sólo se había enterado del 30% del libreto.

 No es tarea fácil. En la obra ‘Enrique V’, la princesa Catalina dice ‘nick’ en vez de ‘neck’, lo que en su momento era un exabrupto (dicho así se consideraba sinónimo de vagina). Dejando estas lindezas aparte, en líneas generales Shakespere era bastante contenido escribiendo, y más si se lo compara con otras figuras de su época como Ben Jonson. 

 Este era capaz de incluir en sus textos un ‘me cago en tus dientes’, ‘mierda en tu cabeza’ o ‘me peo en ti.’ Shakespeare, como mucho, podía escribir ‘por el pan de Dios’, que para un protestante se traducía como ‘¡hostia!’. 

 No fue santo de devoción de todo el mundo. Cuatro décadas después de su muerte, el político y escritor Samuel Pepys, conocido por su diario, calificó ‘Romeo y Julieta’ de «lo peor que he oído en mi vida» y ‘El sueño de una noche de verano’, de obra «insípida y ridícula».

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