jueves, 28 de abril de 2016

"EL GUERRERO DEL ANTIFAZ", EL RETORNO DE UNA LEYENDA

Universo Comic publica las nuevas aventuras de uno de los personajes más famosos del cómic español


No existía esa cosa llamada internet. Ni los ordenadores, claro. Todavía faltaban trece años para que la televisión ofreciera su primer programa, y el país intentaba levantarse del pavoroso golpe de estado fascista que lo había sumido en una guerra fratricida. Corre el año 1943. Una nación arruinada busca el entretenimiento en la radio y en los tebeos. En ese mes de octubre, llega a los quioscos un nuevo título, llamado a hacer historia: 'El Guerrero del Antifaz'. 

 Un joven de dieciocho años llamado Manuel Gago García (7 de marzo de 1925, Valladolid - 29 de diciembre de 1980, Valencia), ha leído la novela 'Los cien caballeros de Isabel la Católica' de Rafael Pérez y Pérez, y la época le ha fascinado como escenario idóneo para un cómic. Aquejado de tuberculosis, mientras se recupera de la enfermedad en un hospital albaceteño, dibuja y da forma al héroe que vive los últimos años de la reconquista en la península ibérica de finales del XV. Tras presentar el proyecto a la Editorial Valenciana, cuna de la escuela del mismo nombre, y a pesar de las dudas de los editores, se publica el primer número de 'El Guerrero del Antifaz', al precio de 75 céntimos de peseta, y sin periodicidad fija. Esa situación de interinidad dura muy poco tiempo; la obra de Gago llegará a tener ventas de 200.000 ejemplares semanales, una cifra asombrosa para la época, absolutamente imposible hoy. 

 Ríos de tinta

 La edición se imprime en facsímiles de 24 centímetros de ancho por 17 de alto, formato paradigmático de la época, y cada cómic consta de 16 páginas en blanco y negro, construidas en dos tiras de tres viñetas cada una por regla general, más portadas. Así se llegará hasta el número 54 de la colección, titulado 'Defensa de héroes', fin de la época dorada del Guerrero. La avaricia de la editorial obligará al autor a alterar la estructura de la obra, que desde entonces constará de 10 páginas, pero de tres tiras y tres o cuatro viñetas, lo cual destrozará el detalle con que Gago dibuja. A partir de entonces, y hasta su final en 1966, en el número 668, 'El Guerrero del Antifaz' lucha no solo con enemigos alrededor de medio mundo, sino contra los plazos de entrega y el asfixiante trabajo en que su autor está inmerso, ocupado al mismo tiempo, entre otras muchas series, en 'El pequeño luchador', 'Purk el hombre de piedra', 'El hijo de las galeras' o 'El espadachín enmascarado'.



El Guerrero, sin embargo, queda marcado con tanta fuerza en el recuerdo de sus lectores, que cuando en 1972 se anuncia la reedición de la obra, esta vez a color y en formato vertical, el éxito vuelve a premiar a su autor, pese a que la nueva composición no respeta el trabajo original y la censura suaviza buena parte de su crudeza presente tanto en dibujos como en textos. Los compradores son ahora, en muchos casos, los hijos de quienes coleccionaron los cuadernillos primigenios. A su fin en 1978 y tras 343 números, las buenas ventas llevan a la Editorial Valenciana a iniciar 'Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz'. El primer número, cual regalo de Reyes, se lanza el seis de enero de 1979. Dos años más tarde, el siete de febrero, sale a la venta el 110, pero Manuel Gago acaba de fallecer a la temprana edad de cincuenta y cinco años; su hijo completa el 111 y, tras breves incursiones de éste en el personaje de la máscara eterna y una nueva reedición de Planeta, se cierran sus páginas para volver a las estanterías. Hasta hoy.

 Los nuevos tiempos



11 de abril, fecha elegida para el lanzamiento del primer tomo de 'El Guerrero del Antifaz, las historias jamás contadas'. Los autores, el guionista y editor José Ramírez y el dibujante Miguel Quesada, sobrino del mismo Manuel Gago e hijo de Miguel Quesada padre, autor de obras tan arraigadas en la historia de la escuela valenciana como 'Tony y Anita' o 'Pantera Negra' y medalla de oro al Mérito a las Bellas Artes. La idea, lanzar dos volúmenes al año, respetando el formato original apaisado y sus dimensiones. Encuadernado en rústica, el primer número constará de sesenta y cuatro páginas, con una amplia introducción destinada a explicar el proyecto, y de cuarenta a partir de entonces, con un coste de doce euros, más tres entregas a grapa. Así, la idea es contar historias del Guerrero sobre cuestiones que nunca fueron aclaradas por Gago (la obra goza del apoyo de los herederos), dándole un nuevo empuje sin perder la esencia misma sobre la que se asienta buena parte de la estructura de la pequeña editora 'Universo Cómic'. Un proyecto ambicioso y arriesgado, qué duda cabe, considerando los tiempos actuales y el altísimo nivel creativo del cómic que cualquier aficionado demanda. No se puede matar a una leyenda, y ante errores graves las críticas no serán amables, más considerando que la gran mayoría de los lectores del Guerrero son hoy adultos para quienes el título no es un cómic, sino un recuerdo extraordinario, parte entrañable de sus vidas. 

 De lo poco que se ha visto hasta el momento, el aspecto del 'nuevo' Guerrero destaca sobremanera. Cambian los ropajes, no así los inconfundibles casco y antifaz. No obstante, su misión no se limitará en esta ocasión a combatir al enemigo, sino a ser punta de lanza de una agenda mucho más ambiciosa.

 El 'Gagoverso'


Y es que 'Universo Cómic' apuesta más fuerte, por la recuperación de otros personajes de Manuel Gago, intentando construir un universo coherente e incluso interrelacionado por medio de crossovers, saltos puntuales de personajes de una colección a otra, tal y como desde hace años llevan haciendo los americanos con sus superhéroes. Será el caso de 'El corsario sin rostro' (1959), ya en producción. Otros, sin embargo, serán redefinidos, como 'El misterioso X' (1950), con lápices del experimentado Manuel Benet, que retomará las aventuras del justiciero ambientadas en la Valencia actual. Y en la recámara, 'Purk el hombre de piedra' (1950) el guerrero de la prehistoria imaginada por Gago que jamás existió y que dibujará Jesús Redondo, donde hombres, dinosaurios y criaturas fantásticas luchaban por la supervivencia, ahora transportados a una especie de mundo perdido, como 'Turok' o 'Ka-zar', a fin de poderlos insertar, si procede, en otras épocas. 

 Al fin, el futuro de este envite dependerá del dictamen del lector pero, más allá de lo que ocurra, Manuel Gago seguirá siendo uno de los grandes del cómic español. Falleció demasiado pronto, pero antes, dejó como herencia, entre muchos otros, al Guerrero del Antifaz.

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