domingo, 13 de marzo de 2016

LA FIL ABARCARÁ AMÉRICA COMO UN PAÍS LITERARIO MUY JOVEN

Marisol Schulz, directora de la feria de Guadalajara, explica su ambicioso programa



Hace treinta años Raúl Padilla le puso fuego al cohete de la Feria Internacional de Libro (FIL) viajando por todo el mundo con una maletita en la que llevaba proyectos incipientes. Él fue rector de la mexicana Universidad de Guadalajara y tuvo la ocurrencia de hacer de esta pobladísima ciudad, en cuya geografía nacieron Juan José Arreola y Juan Rulfo, el centro del mundo literario de habla española. Lo consiguió. Ahora ya viaja en un transatlántico lleno de proyectos que desbordan esta Feria Internacional del Libro y en todos los países aguardan su llegada o la de sus colaboradores para ver si ellos son los próximos invitados. Este año el país es inabarcable, porque es América entera. ¿Y qué es América como país literario? Responde Marisol Schulz, la actual directora de la FIL, que se celebra en noviembre. 

 Dice Schulz sobre el inabarcable país invitado: “América es un país joven, con unas voces potentes; nuevas generaciones de escritores que de repente dan unas sorpresas maravillosas; surgen nuevas voces en todas partes, amparadas por jóvenes editoriales; todos ayudan a acabar con los estereotipos sobre América. En este aniversario vamos a hacer justicia a esa literatura”. Esa América que han elegido “vive luchando contra sus demonios y la literatura latinoamericana habla de todos esos demonios. No es extraño que cuando se habla de las diez ciudades más violentas del mundo, por lo menos cinco o seis siempre están en América Latina”. 

 Cuando ella era directora editorial (de Alfaguara, en los 90, por ejemplo), esa comunicación literaria era muy difícil de alcanzar; la FIL alivió esa desconexión, pues la feria se ha convertido en global. “Pero aún falta muchísimo; la literatura latinoamericana no es completamente transversal; las redes sociales ayudan, los chicos se comunican y se encuentran, porque ya no se lleva sólo a escritores de renombre, aunque los libros siguen circulando difícilmente…”. Esa búsqueda de voces nuevas ha sido una constante de la FIL. “Lo hicimos cuando cumplimos 25 años, tratando de encontrar los 25 secretos mejor guardados de América Latina, para hallar a las promesas escondidas. Ahora encuentro, en Madrid, por ejemplo, que aquellas nuevas promesas ya son conocidas aquí y se comunican perfectamente con sus colegas de la misma lengua y del otro lado del charco. Eso lo hace la FIL”.

 Para ir a Guadalajara un escritor español, francés o italiano, ha de cruzar un océano. Lo hace gente como Orhan Pamuk, Mario Vargas Llosa, José Saramago, David Grossman o Herta Müller…, y cada vez hay una internacionalización más efectiva. “La FIL se ha convertido en un imán. Todo el mundo quiere venir. ¿El secreto? Quizá el influjo de Rulfo, de Arreola…, pero, como dijo alguien, el secreto de la FIL es la Fil; estos múltiples escenarios a los que acuden 700 autores, 23 idiomas, miles de lectores que pagan un precio módico por escuchar hablar de literatura en un silencio impresionante…”. 

 La directora de la FIL quiere conmemorar allí este año al Nobel Cela, de cuyo nacimiento se cumple ahora un siglo, y está en negociaciones para que Madrid, el Madrid actual, heredero de aquel Madrid para el que tan importante fue México, tenga un protagonismo entre los invitados del futuro. Ahora América es su obsesión, “un continente, una literatura, una suma de voluntades que es metáfora también de nuestra feria que, como un escritor, también está creando su obra”.

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