jueves, 17 de marzo de 2016

DEL PARAÍSO AL SUPERMERCADO

La compañía gallega Chévere estrena en la feria de San Sebastián el espectáculo 'Eroski Paraíso', su primera producción tras recibir el Premio Nacional de Teatro en 2014



Suena la canción final de la película Dirty dancing. Un viejo matrimonio reconstruye para su hija la mágica noche en que se conocieron. Él vuelve a sentirse como Patrick Swayze brincando y cogiendo en volandas a su novia. Ella empieza tímida, vergonzosa, pero acaba entregándose al juego. Bailan con fervor, como si estuvieran otra vez en la discoteca Paraíso a finales de los ochenta, y no frente a los estantes del supermercado en que se ha convertido ahora aquella sala de fiestas y en el que, por cierto, trabaja la mujer. Es el momento cumbre de Eroski Paraíso, el primer espectáculo que presenta la compañía gallega Chévere tras recibir el 2014 el Premio Nacional de Teatro, y el público del teatro Principal de San Sebastián estalla en aplausos en mitad de la función.

 Así arrancaba este lunes la 22 edición de dFeria, la feria de artes escénicas de San Sebastián, referente para los programadores desde hace años por la calidad y variedad de su programación. Este año, durante cuatro días, se exhibirán hasta 31 espectáculos de compañías vascas, del resto de España y extranjeras, algunos de ellos estrenos muy esperados como el de Chévere. Los gallegos no defraudaron con su nuevo trabajo: comprometido con la realidad social y política del momento, como es habitual en la larga trayectoria de este colectivo (28 años llevan), y a la vez capaz de hacer vibrar al público con escenas en apariencia sencillas pero cargadas de energía. 

 Eroski Paraíso es un curioso experimento que entrelaza el lenguaje teatral con el cinematográfico. Los espectadores asisten a una obra escénica que simula ser el rodaje de un documental sobre la desaparición de la antigua sala de fiestas Paraíso, que funcionó en la localidad de Muros (A Coruña) entre 1972 y 1990, y su posterior transformación en un supermercado. Un hecho real sobre el cual Chévere construye una metáfora del desmoronamiento del Estado del bienestar. “El paraíso prometido era en realidad un gran hipermercado en el que debemos actuar como consumidores pasivos y felices para devolver con intereses el hecho de haber aceptado la promesa de un futuro mejor”, explica la compañía.

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