jueves, 21 de enero de 2016

EL MISTERIO QUE AGATHA CHRISTIE SE LLEVÓ A LA TUMBA


La reina del crimen desapareció durante 11 días en diciembre de 1926. Tras una intensa búsqueda, la encontraron en un hotel con nombre falso. ¿Sufrió una pérdida temporal de memoria? ¿Fue una huida frustrada? 40 años después de su muerte, sigue sin haber respuesta.


El 12 de enero de 1976, hace ahora cuarenta años, Agatha Christie fallecía a los 85 años en su residencia de Wallingford, en el condado de Oxford. La novelista británica, que desafió en ochenta puzzles policiacos a las mentes de millones de lectores, murió pacíficamente un año después de su célebre personaje Hércules Poirot tras una «buena vida», según ella misma dejó escrito en su autobiografía. No hubo crimen ni veneno en su muerte, pero se llevó a la tumba un misterio que mantuvo en vilo al mundo en diciembre de 1926. Aún hoy se especula qué pudo ocurrir aquellos once días en los que la entonces joven escritora con una prometedora carrera como novelista desapareció de su casa sin dar explicaciones.

 «¿Estará viviendo alguna de sus novelas?», se preguntaba ABC en las páginas de sucesos del 8 de diciembre de 1926. «Mistress Agatha Christie, conocida escritora y autora de novelas e historias de detectives, ha desaparecido y hasta la fecha la Policía la busca inútilmente. Mistress Christie salió en su automóvil de su casa en Sanningdale, en Berkshire, a media tarde y fue vista poco después en Newlands Corner, en Surrey. A la mañana siguiente se encontró el automóvil abandonado en dicho lugar», rezaba la nota del diario que apuntaba a renglón seguido que la novelista había «tenido recientemente grandes desórdenes nerviosos». «Se la busca con actividad en todos los alrededores y varios aeroplanos vuelan bajo por los bosques y los campos», concluía subrayando la intensa búsqueda que se inició tras su desaparición. 

 Agatha Christie había escrito ya varias novelas negras y acababa de publicar 'El asesinato de Roger Ackroyd', la obra que rompió todas las reglas de la novela policíaca y la lanzó a la fama, pero atravesaba difíciles momentos en su vida privada. Su madre había muerto y su tristeza se agravó al descubrir que su marido Archivald Christie se había enamorado de una joven con la que jugaba al golf, Nancy Neale.

 «Fue un matrimonio muy feliz. Luego, al cabo de once años, mi marido se enamoró de una muchacha y desapareció de casa», contaría años después la novelista. Agatha no se encontraba en su domicilio cuando Archie preparó la maleta y se fue a pasar el fin de semana con otra mujer. Cuando regresó, se enteró de lo ocurrido y esa misma tarde, la joven escritora de 36 años dejó a su hija Rosalind, de siete años, y la casa al cuidado de las criadas y se alejó en su coche sin decir a dónde iba. 

 El vehículo fue encontrado abandonado a la mañana siguiente en un terraplén a varias millas de distancia. La policía encontró en su interior su abrigo de piel. Los periódicos dieron la noticia con grandes titulares y especularon durante días con qué podría haberle sucedido a la brillante escritora del crimen. Michael Gilbert, abogado y autor de uno de los ensayos de la obra 'Agatha Christie, primera dama del crimen', subrayaba que fue la mayor historia de la época. «Todo el mundo se preguntaba: ¿dónde está Agatha? Su farmacéutico comentaba a la prensa cómo Agatha y él hablaban a menudo sobre los diferentes tipos de venenos y métodos de suicidios. Incluso un periódico ofreció una recompensa de 500 dólares por alguna información», relataba Nancy Mills en 1978. Hasta Arthur Conan Doyle intentó ayudar en la investigación.

 «Con el tiempo trascendió que Agatha había viajado hasta la estación de Kings Cross, donde tomó el tren a Harrogate y se registró en el Harrogate Spa Hotel bajo el nombre de Teresa Neale», señala la web oficial de la escritora, empleando precisamente el apellido de la amante de su marido. 

 Once días después de su desaparición, un camarero del hotel la reconoció por las fotografías publicadas en la prensa. El personal del hotel alertó a la policía y señaló que la señora Christie había llegado en un taxi, al día siguiente de que se perdiera su pista. Archie acudió a recoger a su esposa, pero esta no le reconoció. «Agatha no recordaba quién era», señala su biografía oficial, que apunta a una amnesia temporal. Al año siguiente, los Christie se divorciaban.

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