domingo, 24 de enero de 2016

EL IDIOMA DE LOS LADRONES, LA ÚLTIMA PROHIBICIÓN DE PUTIN

El Gobierno de Moscú castigará a los presos que utilicen el fenya, que ha impregnado el ruso desde los tiempos de Stalin, dentro de su cruzada contra las maldiciones y las expresiones malsonantes.




El Gobierno de Vladimir Putin inició hace dos años una agresiva campaña para mejorar el lenguaje de los rusos, que ahora ha tenido continuidad con el fenya, un argot propio de los delincuentes y que ha sido prohibido en el interior de las cárceles, bajo severas penas. Por ejemplo, si a un preso que está a punto de quedar en libertad provisional se le escucha hablar fenya, este beneficio penitenciario le puede ser suspendido de forma automática.


El fenya es un tipo de slang criminal que surgió al final del siglo XIX entre el submundo criminal de la época zarista. Según los filólogos rusos, algunas de sus expresiones aparecen de forma aislada en obras de Chejov o Dostoyevski. Tras la Revolución de Octubre y la instauración del régimen comunista, este tipo de argot debería haber desaparecido; pero, por el contrario, tuvo un éxito sin precedentes y se mezcló con el idioma común de los rusos. La razón de este triunfo fueron las purgas a las que la dictadura de Stalin sometió a grandes capas de la población, que cumplieron largas condenas en gulags y campos de internamiento comunistas. Los prisioneros que sobrevivieron y consiguieron la libertad continuaron utilizando algunos términos del argot carcelario y lo incorporaron al habla común. Hasta ese momento, el fenya era uno de los rangos distintivos de los Vor, el nombre con el que en Rusia se conoce a los mafiosos. Las dos características externas de estas bandas son la utilización de este lenguaje y los tatuajes, diseños que constituyen también un idioma icónico. En la cultura popular, la representación más glamourosa de los Vor apareció en 2007 en la película 'Promesas del Este', de David Cronenberg. En ella, Viggo Mortensen interpreta a uno miembro de estos clanes y su cuerpo esta marcado con el idioma de los tatuajes criminales.


En fenya, por ejemplo, 'napyorstochnik' significa trilero; y 'shalava', prostituta. Los policías son 'mushor' o 'gad', y quienes se encargan de la protección de alguien a cambio de dinero son 'krysha'. Sin embargo, la palabra más famosa del fenya -desde un punto de vista geopolítico- es 'mochit' y quien la llevó a los libros de Historia fue el propio Vladimir Putin. En 1999, en plena crisis con el terrorismo checheno, el presidente ruso respondió a un periodista que el Gobierno de Moscú perseguiría a los criminales hasta cualquier lugar, y que actuaría contra ellos “incluso en el baño”. Esta expresión fue pronunciada en fenya -el término exacto que empleó Putin es 'mochit’ v sortire', la palabra empleada por las bandas para referirse a la muerte en los baños de prisión-. De manera inmediata fue interpretada como un gesto del presidente para dejar claro que la guerra contra los terroristas chechenos se llevaría a cabo sin escatimar esfuerzos y sin barreras morales.


Pese a este antecedente, Putin se ha convertido en un abanderado de la persecución de este tipo de expresiones. En 2014, su Ejecutivo ya prohibió el uso de términos malsonantes en los medios de comunicación públicos al entender que dañaban el espíritu nacional. Desde ese año, cualquier programa que incluya maldiciones, referencias explícitas a órganos sexuales o blasfemias puede ser castigado. Ahora, el turno le ha llegado al fenya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario